El Daily Mail publicó ayer una crónica sobre los encuentros del australiano en Suecia. El texto narra cómo se involucró con dos mujeres suecas, al ser invitado a Estocolmo a un seminario.
LONDRES, 8 diciembre 2010 (Daily Mail / Traduc: Milenio).- El nevado pueblo de Enkoping, pequeño centro industrial a 64 km de Estocolmo, es conocido como el lugar donde se inventó la llave de tuercas ajustable. Pero, si Estados Unidos logra concretar la extradición de Julian Assange, pasará a la fama como el sitio donde Assange cometió un error catastrófico. Así comienza su crónica en el diario británico Daily Mail el periodista Richard Pendlebury, quien recrea los episodios ocurridos en el primer piso de un descolorido edificio de departamentos, donde el cerebro detrás de las mayores filtraciones de la historia durmió con una admiradora que acababa de conocer en un seminario, la misma que lo denunciaría a la policía. Pero “se cree que todo el asunto es una ‘sexfalla’, término sueco que quiere decir ‘trampa sexual’. Como sea, una cosa es clara: lo central en la historia son las complejas leyes sobre violación que rigen en Suecia”, dice Pendlebury.
La historia comenzó el 11 de agosto, cuando Assange llegó a Estocolmo, invitado como orador principal en un seminario sobre “la guerra y el papel de los medios”, organizado por el Brotherhood Movement (Movimiento de la hermandad). El contacto de Assange fue una mujer cercana al grupo, a quien Pendlebury se refiere como “Sarah” (y que según se sabe es Anna Ardin). “Sarah, una rubia atractiva, ya era conocida como una ‘feminista radical’. A sus 30 años, ha viajado por el mundo siguiendo varias causas de moda”, dice la crónica.
Agrega que mientras ella era asistente de investigación en la universidad local, “fue la protegida de una académica feminista militante, además de tener el cargo de Oficial de la Equidad Sexual del Campus. Su fuerte, la lucha contra toda forma de discriminación sexual”. Añade el diario que aunque S. y Assange no se conocían, acordaron vía telefónica y en internet que él podía quedarse en su departamento, en el centro de Estocolmo, en su visita. “Lo que ocurrió en los días sucesivos —añade— sugiere que, aun si Assange fuera exonerado de los cargos, es ciertamente un hombre de apetito sexual fuerte, para nada reacio a explotar su fama”.
El jueves 12 de agosto, Assange se reunió con un grupo en el Café Beirut de Estocolmo, cenó ahí con unos activistas de Open Goverment y con un periodista de EU. La noche siguiente, Sarah regresó a Estocolmo (estaba de viaje) y le diría después a la policía que “él estaba allí cuando regresé a casa. Tuvimos una pequeña charla y decidimos que podía quedarse.” Fueron a cenar juntos a un restaurante cercano. Luego regresaron al departamento y mantuvieron relaciones sexuales. Un dato que ninguno de ellos discute es el hecho de que un preservativo se rompió —suceso que, según veremos, tomaría gran significancia en los días posteriores.
En ese momento sin embargo, ambos continuaron con las buenas relaciones hasta el día siguiente, cuando Sarah incluso ofreció una fiesta en honor a Assange por la noche. Ese mismo día, Assange asistió a su seminario en el Sindicato Sueco de Comercio HQ. En la primera fila de la audiencia, vestida con un suéter rosado chillón, estaba una linda chica de unos veinte y tantos a la que llamaremos Jessica (que podría ser en la causa Miss W. /Sofía Wilen). Ella es la chica de Enkoping, quien, según dos fuentes distintas del Daily Mail, “es una empleada del consejo”.
Jessica diría más tarde a la policía que cuando vio por primera vez a Assange en la televisión unas semanas antes, lo consideró “interesante, valiente y admirable”. Por eso, cuando supo que el fundador de WikiLeaks estaría en Estocolmo, se contactó con Brotherhood Movement para ofrecerse como voluntaria y ayudar con el seminario.
Miss A. y Miss W. habrían decidido acudir a la policía luego de mantener cada una relaciones sexuales consensuadas con el fundador de WikiLeaks, a quien en el primer caso se le rompió el preservativo, y en el segundo no quiso usarlo a la mañana siguiente de la primera relación. Desde agosto, la prensa sueca identificó a las involucradas: la feminista radical Anna Ardin, 30 años (hoy Miss A. en la causa) y Sofía Wilen, 20 (Miss W.).
Como encargada de prensa del Movimiento de Hermandad (Broderskapsrörelsen), organización política adscrita al partido de la socialdemocracia sueca, le tocó a Ardin invitar a Assange a Estocolmo como orador principal del seminario “La primera víctima de la guerra es la verdad”, celebrado en esos días en una de las salas de conferencias del sindicato de trabajadores suecos, LO, en Estocolmo.
Anna Ardin mantuvo relaciones con Assange la noche del primer día en que lo conoció —y durante la cual el preservativo habría sufrido filtraciones—, al haberlo invitado a quedarse en su pequeño departamento de Estocolmo mientras duraba el coloquio. En tanto, Miss W., “Jessica” en el relato del Daily Mail, viajó 60 km, de Enkoping a Estocolmo, para conocer a Assange sentándose en la primera fila de la sala a fin de ser vista por él. Ahí ella habría conocido a Anna.
Miss W. comió en un restaurante con Assange y sus amigos al término de ese día, para irse los dos después al cine [vieron Deep Sea, con J. Depp y K. Winslet]. “El relato de ella sugiere que en el cine tuvieron alguna intimidad”, dice el Daily Mail.
A partir de ahí, los hechos se precipitan: Ardin organiza una fiesta para Assange en su casa la noche del sábado 14 de agosto, y ambos comparten el fin de semana en el marco de la Fiesta anual del Cangrejo de Río. El lunes Miss W. vuelve a buscar a Assange y lo invita a su departamento de Enkoping, pagando ella los boletos de tren porque él no quiso dejar huella usando su tarjeta de crédito.
Ambos tienen sexo seguro esa noche, pero en la mañana él repite sin protección mientras ella está dormida. Ese día, W. contacta a Ardin, preocupada por un eventual contagio de sida. Es ahí cuando descubren la “infidelidad” de Assange con ambas.
El viernes 20 de agosto, deciden pedir asesoría en una estación de policía de Estocolmo. La oficial de turno las convence de acusarlo de “violación y abuso”. Para el 22, la noticia llega al vespertino Expressen. Pero una jefe de fiscalía desestima la acusación por tratarse de “ofensas menores”. Ardin recurre entonces a la prensa amarilla e insiste en el “abuso”. Con W. instruye al abogado de género Claes Borgstrom, quien es parte de una campaña para extender en Suecia la definición legal de violación, para actuar contra Assange. El caso se reabre en septiembre con las secuelas por todos conocidas.
Ayer, Anna Ardin rompió el silencio y en su cuenta sueca Twitter @annaardin reclama: “¿Agente de la CIA, ávida feminista, amante de los musulmanes, fundamentalista cristiana o perdidamente enamorada de un hombre? ¿Puede una serlo todo al mismo tiempo?” Por supuesto, no brindó detalles sobre la azarosa causa contra su fugaz amorío, aunque ya el tema ha desbordado la web con un sitio que se burla de ella, “Freedom Condoms for Anna Ardin” y un video en YouTube, “Anna Ardin talks to CIA contact”, una parodia al supuesto servicio que la mujer prestó a la Agencia de inteligencia de Estados Unidos como señuelo para atrapar a Assange, merced a la estrictísima ley penal sueca sobre relaciones sexuales.
El abogado de Assange, Mark Stephens, rebate dicha ley: “Signifiquen lo que signifiquen ‘sexuellt ofrendande’ (importunar) y ‘sexuellt utnytjande’ (aprovecharse, sorpresa) éstos serán un delito en Suecia pero no en Reino Unido ni en Estados Unidos ni en Ibiza”.
A) Anna Ardin “Sarah”
B) Sofía Wilen "Jessica"
Fotografías: Prensa internacional, 123people
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