
En la década de los ochenta, los corrillos del corazón eran un hervidero hablando de su relación con 
Brooke Shields,  que estaba en plena cresta de la ola. Sin embargo, la cosa fue bastante  fugaz; tanto que casi no quedan testimonios gráficos; exactamente lo  mismo que ha ocurrido con otras modelos como 
Naomi Campbell o Claudia Schiffer e, incluso, Sharon Stone, con la que en realidad le une una simple amistad.
Dos hijos nada secretos
En 1991, Alberto conoció a una camarera estadounidense llamada 
Tamara Rotolo.  En la red quedan algunas instantáneas circulando en las que Alberto  posa con la chica que hubiera pasado por su curriculum sin pena ni  gloria si no hubiera sido porque se quedó embarazada de Jazmin Grace.  Alberto asumió la paternidad, compensó económicamente a madre e hija y  le dio sus apellidos. 
Eso sí, acordó con Rotolo que la niña no tendría derecho alguno de sucesión.
Una historia casi calcada a la anterior es la que vivió, seis años después, con la azafata togolesa 
Nicole Coste.  Se encontraron en un viaje y comenzaron una relación intermitente pero  muy fructífera porque Coste dio a luz a un niño, Alexander, de cuya  existencia se supo en 2005, cuando el pequeño contaba dos años de edad.
Igual que hizo con Jazmin Grace, Alberto le dio a Alexander  apellidos, manutención; pero nada de derechos sucesorios. Las leyes del  principado establecen que si los hijos 
han nacido fuera del matrimonio católico no pueden acceder al trono y tal es el caso de ambos.

En medio de estas relaciones más o menos secretas, Alberto no tuvo reparos en mostrarse públicamente en actitud romántica con Tasha de Vasconcelos, una modelo africana cuya belleza cautivó a los monegascos, que llegaron a 
hacerse ilusiones por haber encontrado a la posible sustituta de Grace.
El romance fue desmentido por ambos e, incluso, por la casa Grimaldi.  La relación acabó sin escándalos ni dramas y se quedó reconvertida en  una 
sólida amistad de la que los dos presumen hoy día.
La actriz alemana Alexandra Kamp-Groeneveld y alguna conquista  esporádica, más rumoreada que real, cierra una extensa lista en la que  la mayoría
 ha pasado a toda velocidad.
La homosexualidad, siempre presente
Estar tanto tiempo huyendo del compromiso como del diablo ha sido uno  de los argumentos más recurrentes para mantener vivos los rumores de  homosexualidad de Alberto de Mónaco. No obstante, ése no es el más  sólido. 
En 2003, la prensa comenzó a frotarse las manos gracias a un polémico viaje.  En compañía de unos amigos, de sus guardaespaldas y en su avión  privado, el príncipe aterrizó en Suecia para disfrutar de unas jornadas  en Aren, una de las estaciones de esquí más exclusivas del mundo.
Sin embargo, Alberto y sus amigos no sólo se deslizaron por las  blancas pistas. En esas mismas fechas (qué casualidad) se celebraba el 
Festival Gay Escandinavo,  bastante popular internacionalmente. El caso es que la prensa local no  tardó en publicar imágenes de Alberto posando con dos 'drag queens' en  plena juerga.

Cuando todo el mundo daba por confirmada su salida del armario, el  príncipe convocó una rueda de prensa que, lejos de aclarar nada, hizo a  los periodistas salir de allí con la típica media sonrisa de "excusatio  non petita...".
Alberto recibió a los reporteros en la cabaña que había alquilado para su estancia en Suecia. 
Dijo que el viaje había sido organizado por un amigo  de manera sorpresiva para disfrutar de las pistas de esquí. También  dijo que nunca viajaría más de mil kilómetros para acudir a una fiesta  gay y que se enteró de su existencia estando ya allí.
Admitió haberse fotografiado con los "travestidos" porque éstos se  empeñaron y porque no sabía que las imágenes acabarían viendo la luz en  la prensa. "No se puede confiar en nadie", se lamentaba. Asimismo,  declaró no tener 
ningún prejuicio contra la comunidad homosexual pero que, por supuesto, él no lo era.
Una boda que se ha hecho esperar
Aprovechó también para alabar la belleza de las suecas. "Son las  mujeres más bellas del mundo" y para darle un 'bofetón sin manos' a 
Alicia Warlik,  una belleza rubia con la que el heredero monegasco mantuvo una relación  intermitente a lo largo de dos años. 

Dijo claramente que entre ellos  había 
"un sentimiento muy cálido", pero que sólo se  veían un par de veces cada varios meses y que así ni boda ni compromiso.  Es decir, que era una amiga con derecho a roce y nada más.
No se sabe si la chica se había hecho ilusiones de boda, pero con  esta entrevista, para algunos muy aclaratoria sobre las tendencias  sexuales de Alberto, ya podía despedirse de ser la nueva Grace.
Los rumores no sólo no se apagaron, sino que cobraron mucha más fuerza. Incluso, su compromiso con Charlene Wittstock no deja de ser visto por algunos como una 
especie de 'pacto' con la ex nadadora sudafricana de la que a lo mejor ella ni siquiera es consciente.
Los defensores de la 'teoría de la homosexualidad de Alberto'  sostienen que el perfil bajo de Charlene y su docilidad la convierten en  una víctima propiciatoria para asegurar la continuidad de la estirpe Grimaldi (la legítima) y 
no dar demasiado escándalo mientras él sigue haciendo su vida.
Fotos: Alberto de Mónaco / Brooke Shields / Jazmin Grace y Alexander Grimaldi / Tasha de Vasconcelos / Alberto de Mónaco con dos 'drag queens' en el Festival Gay Escandinavo / Alberto de Mónaco con Alicia Warlik (Agencias)