Con una serie de sonidos muy particulares, convierte en una mansa fiera al elefante con el que actúa diariamente bajo la carpa.
“Al principio, tenía un poco de miedo, pero ya después te acostumbras”, confesó durante una entrevista con EL UNIVERSAL DF.
Su acto consiste en mostrar diferentes gracias del paquidermo en la pista y concluye al estar montado sobre el lomo de su compañero de acto, mientras lo acompañan miradas de asombro, espectadores que contienen el aliento por el miedo y una ola de aplausos.
El nombre de su amigo es Big Boy y, en el argot circense, lo apodan el “Elefante del Millón de Dólares”, debido a sus técnicas en la actuación y la acrobacia.
“El elefante es de mi papá y comencé a tener mucho contacto con él. Una gran amistad nació entre los dos y fue así cómo empezamos a trabajar juntos”, detalló el también miembro de la familia circense Fuentes Gasca, quien aseguró que nunca ha sufrido alguna lesión durante sus actuaciones.
“Tienes que entrenar mucho para esta profesión. Te llevas unos seis meses en aprender la técnica para domar elefantes, pero nunca se deja de aprender en el circo”, concluyó.
Fotogtafía: El Universal