WELLINGTON, 20 junio 2010 (AP) — Como en el cuento de Ricitos de Oro, una rubia entró a una vivienda ajena, donde comió, bebió, se probó ropa y terminó por quedarse dormida en la cama del dueño de casa.
A diferencia de los tres osos de la narración infantil, al encontrar a la rubia dormida en su cama, el residente de la casa en la ciudad sureña de Christchurch decidió llamar a la policía.
Vanessa Joy Long, de 39 años, se declaró culpable el lunes en la corte y dijo que no recordaba qué pasó ese día, el 5 de junio.
El juez pidió un informe de libertad condicional para determinar si la detenida puede cumplir una condena de arresto domiciliario y pagar los daños causados, de 1.500 dólares neozelandeses (1.064 dólares estadounidenses).
La mujer quedó libre bajo fianza hasta su audiencia de sentencia, el 1 de septiembre.
Vanessa Joy Long, de 39 años, se declaró culpable el lunes en la corte y dijo que no recordaba qué pasó ese día, el 5 de junio.
El juez pidió un informe de libertad condicional para determinar si la detenida puede cumplir una condena de arresto domiciliario y pagar los daños causados, de 1.500 dólares neozelandeses (1.064 dólares estadounidenses).
La mujer quedó libre bajo fianza hasta su audiencia de sentencia, el 1 de septiembre.