domingo, 23 de octubre de 2011

Colombiana convivió con cadáver esposo un mes porque creía que resucitaría

Autoridades se llevan el cuerpo de Lucio Chacué
(lanacion.com.co)
BOGOTÁ, 23 octubre 2011 (EFE).- Una campesina colombiana convivió un mes con el cadáver insepulto de su esposo en su casa, en un paraje rural de la localidad sureña de Garzón, departamento del Huila, porque este le dijo antes de morir que "iba a resucitar", informó hoy el diario "La Nación" de Neiva, capital de ese territorio.
Lucio Chacué, el difunto, pidió a su esposa que le cumpliera ese deseo: permanecer con el cadáver escondido en la casa porque él "regresaría a la vida".

Alba Yacué, la esposa, cumplió y convivió los 30 días con el cuerpo del cónyuge muerto.

La pareja vivía en la vereda La Umbría, zona rural de Garzón, en la que Lucio Chacué murió hace un mes por causa desconocida.

"Los vecinos siempre se interrogaban en voz baja el destino del cuerpo sin vida, pero nadie daba razón. Ni siquiera la misma esposa", señala la edición del diario este domingo.

Ante esto, los vecinos dieron aviso a uniformados del Ejército que reportaron el caso al Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía, que llegó hasta la casa de los Chacué Yacué y encontraron al fallecido, de 61 años, en el cuarto matrimonial.

"Lo que quedaba de su cadáver un mes después de su muerte estaba arropado con una sábana. Estaba en estado de descomposición y soltaba unos olores nauseabundos que Alba Yacué soportó en busca de una posible resurrección de su compañero, como él lo había prometido en vida", añade el periódico.

"En más de 40 años como funerario jamás había visto una cosa de esta magnitud. Nos deja perplejos", dijo Evangelista Ome, de la Funeraria La Paz en la que fue amortajado Chacué.

Yacué pidió que arreglaran el cadáver, pero que se lo devolvieran, pues aún confía en que pueda sepultarlo en el patio de su casa.


Vivió 30 días con el cadáver de su esposo

BOGOTÁ, 22 octubre 2011 (La Nación).- Antes de morir, Lucio Chacué pidió a su esposa le cumpliera un deseo: Permanecer con su cadáver escondido un mes. Era una locura, pero el ‘finado’ se esperanzaba a una resurrección como sucedió con Jesucristo tras su muerte.
Alba Yacué, esposa, no tuvo otro remedio que cumplir su palabra y convivir un mes con el cuerpo de su cónyuge muerto. No es ficción, menos una historia de Halloween.

La historia es real y ocurrió en la vereda La Umbria de Garzón, Huila, donde se reportó la muerte de Lucio Chacué desde hace 30 días aproximadamente. La causa del deceso es desconocida oficialmente, aunque se sabe lo atacó una enfermedad repentina que no le dio mayor tiempo.

Los vecinos siempre se interrogaban en voz baja el destino del cuerpo sin vida, pero nadie daba razón. Ni siquiera la misma esposa.

Ante esto, avisaron a uniformados del Ejército que reportaron el caso al Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía, que llegó hasta la casa del muerto y la allanaron.

La mayor sorpresa fue encontrar a Lucio muerto, escondido en el cuarto matrimonial. Lo que quedaba de su cadáver un mes después de su muerte estaba arropado con una sábana. Estaba en estado de descomposición y soltaba unos olores nauseabundos que Alba Yacué soportó en busca de una posible resurrección de su compañero, como él lo había prometido en vida.

Ayer en la tarde, la escalofriante historia corría por todos los rincones de Garzón. Y las autoridades buscaban encontrar la causa real de la muerte del hombre de 61 años y natural de Páez, Cauca. “En más de 40 años como funerario jamás había visto una cosa de esta magnitud. Nos deja perplejos (…)”, dijo Evangelista Ome, de la Funeraria La Paz.

Alba Yacué Bastidas exigió que arreglaran el cadáver de su esposo, pero que se lo devolvieran. Pretende sepultarlo en el patio de su residencia, hecho que entraría a evaluar la Fiscalía.

LA NACIÓN conoció que el cuerpo sin vida no se descompuso en mayor proporción porque La Umbría es una zona fría, ubicada sobre las estribaciones del Páramo Miraflores. No obstante, el rostro está desconfigurado. Lo mismo que el abdomen, cuello, piernas y brazos. “Está prácticamente disecado”, narró el funerario.

Anoche se esperaba que al muerto se le adelantaran las diligencias legales de rigor y fuera sepultado como cualquier otro difunto. Sin embargo, Yacué lo exigía “porque él resucitará”.