martes, 4 de octubre de 2011

Nobel 2011: las curiosidades


Premio Nobel

Por error, otorgan premio póstumo

ESTOCOLMO, 4 octubre 2011 (El Universal).— En un hecho inédito en la historia de los premios Nobel -al tiempo que paradójico-, uno de los tres científicos ganadores del Premio de Medicina que se anunció ayer, falleció el pasado viernes.
Se trata del canadiense Ralph Steinman, galardonado a la par que Bruce Beutler y Jules Hoffmann por haber abierto nuevas vías para vacunas y tratamientos en contra del cáncer y de otras enfermedades.
El biólogo celular Steinman, diagnosticado con cáncer hace cuatro años, prolongó su propia vida gracias a la investigación de inmunoterapia de célula dendrítica que le valió recibir el Nobel de Medicina o Fisiología, concedido por el Instituto Karolinska de Estocolmo, institución que sólo ayer se enteró de que Steinman había fallecido el pasado viernes.
Los que fueron compañeros de Steinman en la Universidad Rockefeller de Nueva York ofrecieron una conferencia de prensa ayer en la que aseguraron vivir un momento “agridulce”, divididos entre el reconocimiento al científico y el dolor por su fallecimiento. Michel Nussenzweig, un estudiante del profesor, recordó que “su sueño era utilizar su descubrimiento para desarrollar vacunas y ese sueño está bastante cerca”.
Pese a que sus estatutos prohiben premiar a alguien de manera póstuma, salvo que muera en el período transcurrido entre la concesión y la entrega del premio, la Fundación Nobel decidió, tras una reunión de urgencia, mantener el galardón a Steinman.
La fundación destacó que había obrado “de buena fe” creyendo que Steinman estaba vivo y que respetaba el propósito de los premios de no galardonar a nadie “deliberadamente” de forma póstuma. Es un hecho “único, sin precedente” en la historia centenaria de los Nobel, resaltó en un comunicado.
Por su parte, el estadounidense Bruce Beutler y el biólogo francés Jules Hoffmann revelaron los primeros estadios de las respuestas inmunológicas del cuerpo a ataques externos de virus, bacterias y otros patógenos, lo que se denomina como “inmunidad innata”.
Defensa contra enfermedades
Ralph M. Steinman es una figura central en los avances en el conocimiento del sistema inmunológico, área de estudio que los Nobel de Medicina han premiado varias veces.
El científico descubrió en 1973 un nuevo tipo de células, que por tener extensiones, las llamó células dendríticas, del latín dendriticus (ramificado), y empezó a investigar su papel en el sistema inmunológico. Demostró que estas células poseían una capacidad única para activar las denominadas células “T”, claves en la inmunidad adaptativa y en el desarrollo de una memoria inmunológica contra distintas sustancias.
Se forman a partir de precursores de la médula ósea. A través de la sangre llegan a casi todos los órganos, como pulmones, piel, tracto digestivo, corazón o hígado. En particular hay muchas células dendríticas en las mucosas, las zonas de contacto con el exterior. Allí captan agentes patógenos o fragmentos de ellos, luego los degradan y los presentan en su superficie.
Esta es una de las señales de alarma más importantes de la biología: si otras células de sistema inmune se encuentran con células dendríticas activadas, reconocen y recuerdan los fragmentos presentados. A partir de allí buscan los correspondientes microorganismos.
De esta manera, las células dendríticas “explican” a sus ayudantes qué deben buscar y eliminar. Esta hipótesis fue recibida en principio con escepticismo, pero fue demostrada y figura en los libros de texto.
Y todavía más: muchos médicos intentaron dirigir a las células dendríticas con una vacuna con precisión contra los enemigos del hombre, como células cancerígenas o el VIH.
El plan era exponer a las células dendríticas fragmentos artificiales de los agentes patógenos, para alarmar de forma artificial el sistema inmune.
Por lo tanto, el trabajo de Ralph Steinman abrió al mismo tiempo una nueva rama de la medicina del sistema inmunológico. Además, los conocimientos sobre las células dendríticas otorgan bases para luchar contra las enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmune ataca al propio cuerpo y a sus tejidos.
Las células dendríticas ofrecen la respuesta inmune específica, adquirida tras el nacimiento.
El profesor de genética y vicejefe del Comité Nobel de Medicina, Urban Lendahl, alabó el trabajo de los científicos: “Toda la industria de las vacunas en el mundo emplea sus conocimientos”.
Para crear una vacuna sobre la base de células dendríticas, éstas son aisladas de los pacientes y se les unen partes reveladoras de células cancerígenas o agentes patógenos. Esto está actualmente en fase de prueba en varios proyectos de investigación.
Memoria del sistema inmunitario
Por otro lado se encuentra la inmunidad innata, objetivo de estudio de Jules Hoffmann, de origen luxemburgués pero nacionalizado francés y de Bruce Beutler, inmunólogo y genetista de Estados Unidos.
Ya desde el primer día de nacido, las células del sistema inmune del bebé se pueden defender de agentes extraños. Sin mucha explicación, estas células reconocen patrones frecuentes en agentes patógenos. Por lo tanto, para activar la defensa inmune innata no hace falta una presentación por parte de células dendríticas. Para ese “entrenamiento” los animales y humanos recién nacidos no tienen tiempo.
Con varias artimañas genéticas, el cuerpo deja que en muchas de las células del sistema inmune crezca una gran cantidad de receptores diferentes. Debido a su cantidad, es muy alta la probabilidad de que una de esas células reconozca a un agente extraño. Éstos se delatan por los carbohidratos o grasas presentes en su superficie y que prácticamente no sufrieron cambios a lo largo de la evolución.
Beutler y Hoffman hallaron en la mosca de las frutas y ratones la primera molécula receptora, los “receptores similares a Toll” (TLR), con los que el sistema inmune innato reconoce los peligros. Se conocen alrededor de una decena de TLR en el hombre y los animales. Las personas que tienen moléculas TLR defectuosas tienen un mayor riesgo de sufrir ciertas infecciones.
“Los descubrimientos, que fueron distinguidos con el Premio Nobel 2011, dieron nuevos conocimientos sobre la activación y función del sistema inmune. Estos hacen posible nuevos métodos para la prevención y tratamiento de enfermedades, como por ejemplo vacunas mejoradas contra infecciones o para atacar tumores”, de acuerdo con el jurado del Premio.
De este modo pudo revelar cómo se activa el sistema inmunológico adaptativo y cómo se relaciona con la inmunidad innata. (Renata Sánchez, con información de agencias)
Foto: Bruce Beutler, Ralph Steinman y Jules Hoffmann, ganadores del Premio Nobel d Medicna 2011 (Agencias) / Ralph Steinman - Photograph from Rockefeller University

El comité del Nobel tenía mal el número de móvil de un galardonado en Física

ESTOCOLMO, 4 octubre 2011 (AFP).- El estadounidense Saul Perlmutter, ganador del Nobel de Física 2011 junto con otros dos científicos, dijo que el comité que otorga el galardón tenía su número de teléfono equivocado, por lo que el físico se enteró de la noticia cuando un periodista lo llamó.
Eran las tres menos cuarto de la mañana en California cuando Perlmutter recibió una llamada de un reportero de Suecia. "Me dijo 'Felicidades', y yo le dije: '¿Felicidades por qué?'", contó.
Perlmutter, profesor de Física en la Universidad de California en Berkeley, dijo a la AFP que a partir de entonces recibió en la hora siguiente unas 10 llamadas de diferentes medios de comunicación.
Mientras tanto, su esposa corrió al ordenador. "Mi esposa comprobaba en internet... para asegurarse de que no era una broma", dijo Perlmutter.
Una hora más tarde el científico, de 52 años, recibió una llamada de la Fundación Nobel en Estocolmo, que anualmente entrega la más alta distinción en el ámbito de la Física.
"El problema fue que el comité del Nobel tenía mi número de teléfono equivocado", dijo. El comité le había pedido el número de teléfono de Perlmutter a un colaborador de éste en Suecia, quien le dio un número de móvil que el físico estadounidense no había usado en cinco años.
Perlmutter comparte el premio Nobel de Física con su compatriota Adam Reiss y el australiano Brian Schimidt. Los tres fueron galardonados por el descubrimiento de que la expansión del Universo se está acelerando.
El lunes, el Comité Nobel otorgó el Nobel de Medicina a tres científicos, sin saber que uno de ellos había muerto el viernes de un cáncer de páncreas.
Aunque otorgar un premio póstumo está en contra de las reglas del Premio Nobel, el galardón concedido al canadiense Ralph Steinman se mantuvo debido a las inusuales circunstancias, dijo el comité.
Foto: Fotografía sin datar distribuida por el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del estadounidense Saul Perlmutter, uno de los tres ganadores del premio Nobel de Física 2011.
Un ganador del Nobel creyó que la llamada de Suecia era broma de sus estudiantes

ESTOCOLMO, 5 octubre 2011 (AFP).-
Cuando una voz con acento sueco le informó a través de la línea que tenía una llamada "muy importante" el martes por la noche, Brian Schmidt, el australiano ganador del Nobel de Física, pensó que era una broma muy bien elaborada de algunos estudiantes.
"Mi primer pensamiento fue: caray mis estudiantes se las han ingeniado muy bien para imitar ese acento", declaró este miércoles el astrofísico australiano-estadounidense, de 44 años.
"La mujer me pidió que le confirmara que yo era Brian Schmidt y me dijo que tenía una llamada muy importante. Entonces los miembros del panel pasaron y leyeron el anuncio y me felicitaron", agregó. "Me sentí como cuando nació mi primer hijo, me flaquearon las rodillas un poco, y no supe qué decir en ese instante", añadió.
El Premio Nobel de Física 2011 recompensó el martes a Schmidt y a los estadounidenses Saul Perlmutter y Adam Riess por haber revolucionado, con sus investigaciones en 1998, la cosmología "descubriendo la expansión acelerada del Universo", algo asombroso que fue posible gracias a la observación de estrellas muy distantes, las supernovas.
Era algo tan innovador que Schmidt admitió que tuvo que superar sus propias dudas acerca de sus descubrimientos, que iban en contra de la ortodoxia científica de la época. "Era demasiado loco para ser cierto. Estábamos un poco asustados", declaró a la radio ABC.
Según el propio Schmidt, sus investigaciones son una materia "sombría": las galaxias vecinas de la Tierra desplazándose a velocidades inimaginables para dejar al final la casa de la humanidad en un frío y desierto Universo.
"Ahora miro hacia el cielo y veo billones de galaxias. En el futuro, miraré y veré un Universo vacío", dijo Schmidt a los reporteros acerca de su trabajo como astrofísico.
"Todas las galaxias que vemos ahora estarán tan lejos que su luz no alcanzará a llegar hasta nosotros... y nuestra galaxia de estrellas se desvanecerá lentamente y morirá, y nos quedaremos con un montón de brasas estelares y un universo oscuro", dijo.
Es una prospección de lo que ocurrirá en un futuro calculado en cientos de billones de años, pero "eso no es demasiado largo según las normas astronómicas", añadió.
Schmidt llegó en 1994 a Australia cuando tenía 27 años, tras haber obtenido su doctorado en la universidad de Harvard, y dijo que no eran muchos los lugares en el mundo donde habría podido realizar investigaciones de alcance mundial siendo tan joven.
En Australia formó el equipo de investigación High-Z SN, un grupo de 20 astrofísicos de cinco continentes que usaban las distantes estrellas en explosión, o supernovae, para trazar la expansión del universo en el pasado.
Imagen de archivo distribuida el martes 4 de octubre por la Universidad Nacional de Australia, en Canberra, que muestra al astrónomo australo-estadounidense Brian Schmidt, uno de los tres ganadores del premio Nobel de Física 2011.
Foto: Imagen de archivo distribuida el martes 4 de octubre por la Universidad Nacional de Australia, en Canberra, que muestra al astrónomo australo-estadounidense Brian Schmidt, uno de los tres ganadores del premio Nobel de Física 2011.