MADRID, 21 septiembre 2012 (ABC).- El neurocientífico alemán Alois Alzheimer nunca pensó que su apellido ganaría fama universal al quedar ligado para siempre a esta enfermedad
«Lo más duro es ver cómo la persona a la que quieres va desapareciendo»
Auguste Deter comenzó asegurando obstinadamente que su marido «se iba de paseo con una vecina». Después llegaron sus pérdidas de memoria, los errores en la cocina, su despreocupación por las cosas y su comportamiento se volvió hostil. Tenía 51 años cuando Alois Alzheimer la reconoció a su ingreso en 1901 en el hospital psiquiátrico de Francfort.
Con su puño y letra escribió aquel día: «Ella permanece sentada en la cama con expresión de impotencia. Le pregunto: ¿Cuál es su nombre? Auguste. ¿Y su apellido? Auguste. ¿Y el nombre de su esposo? Auguste, yo pienso. ¿El de su marido? Ah, mi marido (ella mira como si no comprendiera la pregunta). ¿Está usted casada? Con Auguste. ¿Sra. D.? Sí, con Auguste D».
El neurocientífico alemán cuidó de ella hasta su fallecimiento, el 8 de abril de 1906. Se convirtió en su obsesión durante esos cinco años en que Auguste se fue debilitando físicamente al tiempo que perdía toda noción de la realidad.
90 años de «hibernación»
A los seis meses de su muerte, el 3 de noviembre de 1906, Alzheimer daba a conocer la patología durante un congreso de psiquiatría celebrado en la localidad alemana de Tubinga. El neurocientífico había ordenado que le enviaran el cerebro de Auguste a Munich, donde se había trasladado en 1903 para trabajar en la Clínica Psiquiátrica Real, siguiendo a su director Emil Kraepelin, una de las mayores personalidades de la psiquiatría alemana.
Alzheimer estudió con profundidad la patología de Auguste D. y expuso sus resultados en una presentación titulada «Una enfermedad característica del córtex cerebral». Fue Emil Kraepelin quien bautizó la enfermedad neurodegenerativa con el epónimo hoy conocido en la edición de 1910 de su obra «Psychiatrie: Ein Lehrbuch fur Studierende und Artze».
Sus hallazgos, sin embargo, no despertaron gran interés en la época. Hubo que esperar 90 años para que se encontraran en el Instituto de Neuropatología de Munich las preparaciones histológicas del cerebro de Auguste Deter y se corroborara así su trabajo. El 21 de diciembre de 1995 se hallaba en el sótano de la Clínica Universitaria de Francfort la carpeta de Alzheimer con los 32 folios que relataba la enfermedad.
Alzheimer falleció en 1915 sin saber que su nombre quedaría unido a la principal causa de demencia en todo el mundo en la actualidad. Solo en España afecta a entre 500.000 y 1,3 millones de personas, según los datos facilitados hoy por el Ministerio de Sanidad con motivo del Día Mundial del Alzheimer.
viernes, 21 de septiembre de 2012
El hombre que dio nombre al Alzheimer
8:24:00 a.m.
Historia, Medicina/Salud