jueves, 12 de octubre de 2017

El Papa invita a un almuerzo a un grupo de presos y dos aprovechan para fugarse

BOLONIA, 12 octubre 2017 (Univision).- Un almuerzo con la presencia del papa Francisco organizado en una iglesia al norte de Italia, en el que participaban pobres y reclusos, fue el escenario perfecto para que dos de los presos invitados a la mesa se fugaran.


El papa Francisco en la mesa con los comensales que asistieron al almuerzo en Bolonia L'Osservatore Romano/ Pool photo AP

El hecho ocurrió en la basílica de San Petronio, en Bolonia, el pasado 1 de octubre, según informan medios italianos citados por Efe.

Dos de los reclusos que participaban en el banquete vieron la oportunidad de alejarse y escaparon del lugar, de acuerdo con las informaciones.

Los dos sujetos ya habían cumplido sus penas, pero seguían detenidos y realizaban un programa de reinserción social, pues las autoridades italianas les consideraban "socialmente peligrosos".

La Policía trata de dar con su paradero y, una vez sean encontrados, deberán volver a iniciar el programa de reinserción, indicaron los medios.

El papa Francisco visitó el 1 de octubre las ciudades de Cesena y Bolonia, donde afirmó que la corrupción es "la carcoma de la vocación política" y pidió a los gobiernos que adopten programas de acogida y abran corredores humanitarios para refugiados.

Contra la pena de muerte

El pontífice católico Francisco rechazó con firmeza en el Vaticano las condenas a pena de muerte y afirmó que son inadmisibles por ser "una medida inhumana que humilla la dignidad personal".

"Se debe afirmar con fuerza que la condena a pena de muerte es una medida inhumana que humilla la dignidad personal", dijo Jorge Bergoglio en el Vaticano durante una audiencia que mantuvo con los participantes en un encuentro promovido por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

El papa consideró que la pena de muerte "perjudica fuertemente la dignidad humana" y destacó que "es contraria al Evangelio".

"Se decide voluntariamente suprimir una vida humana, que es siempre sagrada a los ojos del Creador y de la que Dios, en última instancia, es el único juez y garante. Ningún hombre, ni un criminal, pierde nunca su dignidad personal", subrayó.