viernes, 28 de noviembre de 2008

Neoyorquinos se entrenan para el torneo de polo con elefantes

Nueva York, 28 noviembre 2008 (AFP).- Un improbable equipo de polo con elefantes se preparó como pudo esta semana en Nueva York, por cierto sin paquidermos, antes de viajar a Nepal para disputar el peculiar deporte.

El equipo New York Blue tuvo una dificultad mayor: en esta ciudad no hay ese tipo de animales. Sólo vehículos motorizados tamaño elefante, eso sí.

Antes de viajar esta semana para participar en el Torneo mundial de polo con elefantes, los siete aventureros del New York Blue practicaron pegándole con los tacos a la bola blanca subidos a camionetas suburbanas en el estacionamiento desierto de una playa neoyorquina. Salvo que no había elefantes y que hacía un frío más bien de pingüinos, se trataba de simular al máximo las condiciones de las canchas nepalesas, donde del 30 de noviembre al 6 de diciembre se disputará el torneo.

"¡Maravilloso!", alienta la única mujer del equipo, Melanie Brandman, mientras su compañero Bryan Abras le pega a la pelota subido a una Mercury blanca. Brandman le sujeta las piernas desde la ventana, para evitar que se caiga. Pero esa no es la única dificultad. "Uupss", grita el capitán del equipo Bill Kleith. "Creo que acabo de pisar la pelota con la rueda".

El polo con elefantes, practicado en Nepal, Sri Lanka y Tailandia por millonarios excéntricos en base a las reglas del polo clásico, disputado con caballos en canchas más pequeñas, plantea sin duda muchos desafíos.

También subirse al techo de una camioneta. Pero estos treintañeros de Manhattan, periodistas, financieros o que trabajan en relaciones públicas, no parecen temerle a nada. Desafiando el clima helado, practican con su ligero uniforme de Levis blancos, camisetas de polo caseras y gorras de béisbol rojas. Unas zapatillas Converse sustituyen a las más tradicionalmente coloniales botas de cuero que calzan los verdaderos jugadores de polo.

Primero viajarán a Katmandú, luego al sur de Nepal, al parque nacional Chitwan, donde está la cancha rodeada de tigres que rugen en la jungla. El New York Blue podrá entonces montar verdaderos elefantes -cuatro por equipo- los más pequeños reservados al ataque y las bestias más grandes para la defensa.

Será difícil comunicarse, ya que los ayudantes que dirigen los elefantes solo hablan nepalés. Pero con todo hay ventajas que una camioneta no puede compensar. "Los elefantes son increíbles", dice Keith, de 32 años. "Si uno pierde el taco, se lo van a levantar usando la trompa".

El torneo, creado hace 27 años por dos británicos, atrae a una variada colección de casanovas, aristócratas y conocedores de elefantes. Los equipos provienen de lugares tan distantes como Escocia, Hong Kong o Tailandia.

Los miembros del equipo neoyorquino carecen de elefantes en su pasado deportivo. Josh Dean es reportero y asegura haber montado un avestruz. El abogado de negocios Rob Forster juega al golf. Abrams montó un elefante como turista, en Tailandia.

Antes de comenzar la práctica, los siete bromean y sueñan con convertirse en campeones del género. Tal vez incluso desfilar y ser ovacionados al regresar. "Aunque sea aquí nomás", dice Keith, haciendo gestos en el desierto de asfalto.

"Todos tenenos cierta afinidad por lo absurdo, en grados diversos", dice Forster. Brandman, ejecutiva de relaciones públicas se pregunta si su aventura no estaba escrita de antemano: "Hace cinco años, un psíquico me dijo que 'los elefantes van a desempeñar un papel importante' en mi vida".

Keith, editor de la revista gay Out, dice que sueña con jugar al polo con elefantes desde que presenció un partido durante un viaje a Nepal. "Es mejor que un fin de semana en Las Vegas y además ya todos fuimos de fin de semana a Las Vegas y probablemente gastamos la misma cantidad de dinero", bromeó. "Si preguntan 'porqué' es que no pueden entender".