LONDRES, 10 diciembre 2008 (BBC/Reuters).- Un canal de televisión británico emitió este miércoles un polémico documental en el que un enfermo terminal recibe asistencia para acabar con su propia vida en una clínica de Suiza.
Las organizaciones contrarias al suicidio asistido dijeron que el documental podría animar a otras personas a realizar las mismas acciones.
Pero en el reportaje, tanto el enfermo como su familia defienden su derecho a decir cuándo y dónde morir.
"Si no voy adelante con esto, mi opción es esencialmente sufrir, producir sufrimiento a mi familia y después morir", dice Ewert en la grabación, de la que Sky News ha emitido algún fragmento.
Con su esposa Mary a su lado, Ewert, que sufría una parálisis parcial por una enfermedad neurológica, aparece en la clínica Dignitas de Zúrich, bebiendo una mezcla de sedantes y apagando su propio ventilador.
Tras la polémica surgida en el Reino Unido cuando se anunció la emisión del programa, la mujer del fallecido, dijo en una entrevista con el diario británico The Independent que cree el documental ayudará a la gente a "afrontar sus miedos" sobre la muerte.
"Él deseaba mostrarlo porque cuando la muerte se esconde y es privada, la gente no se enfrenta a sus temores sobre ella. No reconocen que va a pasar, no reflexionan sobre si no quieren enfrentarse a ella", escribió Mary Ewert en el diario.
"Él quería descorrer el velo para que la gente pudiera ver lo cómodo que alguien podía morir, que - sin esta opción de suicidio asistido quizás habría tenido una muerte muy dolorosa".
Craig Ewert, de 59 años, murió en septiembre de 2006 después de ingerir una mezcla sedantes y de apagar el ventilador con la boca en la clínica suiza Dignitas, especializada en el suicidio asistido.
Ewert permitió que su muerte fuera filmada para el documental "¿Derecho a morir?" realizado por el canadiense ganador de un Oscar, John Zaritsky.
"No seríamos honestos si fuéramos a hacer una película sobre el proceso del suicidio asistido y no somos capaces realmente de ver el acto completo", afirmó el director. "De otro modo estaríamos abiertos a las acusaciones de que la muerte fue desagradable o cruel".
"Poniéndolo en su totalidad, la gente puede juzgar por ella misma".
Los responsables de la cadena Sky, que emitió el documental, señalaron que en éste se presenta "una mirada coherente y respetuosa sobre las decisiones que algunas personas deben tomar".
Ewert, ex profesor universitario de nacionalidad estadounidense y residente en el Reino Unido, sufría una enfermedad de la neurona motora.
Sufrimiento y muerte
El enfermo afirma en el documental que sus opciones son "la muerte o el sufrimiento y la muerte".
"Me gustaría continuar, pero lo cierto es que no puedo", dice Ewert en un momento del programa.
"Cuando uno está completamente paralizado, no puede hablar, caminar o mover los ojos, ¿Cómo puedes hacer saber que estás sufriendo?".
En una carta que Ewert escribió a su familia y que aparece en el documental, el enfermo afirma que espera que su muerte no sea un motivo de sufrimiento para su esposa, con la que ha convivido durante 37 años.
La esposa de Ewert le dijo al diario The Independent que para su marido "permitir que las cámaras filmaran sus últimos momentos de vida en Zurich tenía que ver con enfrentar el final de manera honesta".
"No es una película sobre él. A él no le importaba mostrarlo porque cuando la muerte es oculta y privada, la gente no enfrenta sus miedos. (...) No reconocen que va a pasar, no se ven reflejados en ello, no quieren enfrentarse a ello. Ese es el tabú".
Los críticos del suicidio asistido afirman que hay gente que al ver el documental podría verse forzada a quitarse la vida al pensar que se están convirtiendo en un estorbo para los que los rodean. Aseguran que la emisión es "voyeurismo de la eutanasia" y que podría crear una falsa impresión de que hay cada vez más demanda de suicidios asistidos en Reino Unido.
"Esto sólo intensificará la presión que sienten esas personas, ya sea real o imaginaria, para que contemplen quitarse la vida por miedo a ser una carga para sus seres queridos, cuidadores o una sociedad falta de recursos", dijo el grupo "Care Not Killing", una alianza de unas 50 organizaciones.
El suicidio asistido se permite en Suiza desde los años 40 si lo lleva a cabo alguien que no sea terapeuta y que no tiene interés en la muerte. Tanto Dignitas como otra clínica llamada Exit usan medicamentos letales prescritos por un médico para poner fin a las vidas de aquellos que buscan su ayuda.
Según el corresponsal de la BBC, Rob Norris, el suicidio asistido es ilegal en todo el mundo, excepto en Suiza, Bélgica, Holanda y Oregón, en Estados Unidos.
En otros caso similar, precisamente este martes las autoridades británicas anunciaron que no llevarán ante los tribunales a los padres de un joven jugador de rugby que quedó paralizado en un entrenamiento por acompañarle a acabar con su vida a la misma clínica suiza, informa Norris.
Según cifras difundidas el mes pasado, entre 2001 y 2004, el 91% de aquellos que murieron con ayuda de Dignitas eran extranjeros, la mayoría de Alemania, Francia y Reino Unido.