MIAMI, 09 febrero 2009 (EFE).- Un animal tan poco agraciado como el manatí del Caribe puede ser el regalo ideal para ofrecer a su pareja con motivo del próximo día de San Valentín y dejar de lado por un año los rutinarios chocolates, flores o perfumes.
Al menos así lo cree el club Salve un Manatí de Florida, que espera captar aunque sea una pequeña cuota del gasto de los consumidores por el 14 de febrero, día de San Valentín, el patrón de los enamorados, para este herbívoro gordo y un tanto feo.
El biólogo marino Patrick Rose, director ejecutivo de este club, dijo a Efe que el 14 de febrero puede ser una ocasión idónea para despertar otro tipo de amor, el cariño a la naturaleza, y concienciar a la sociedad del riesgo que sufre este mamífero.
"Es un gran regalo para esta fecha, en la que se pueden comer chocolates o regalar flores. Estas cosas se acaban pronto, pero se puede proteger durante mucho tiempo a un manatí por medio de su adopción", aseguró.
Reconocen que un regalo tan diferente como éste puede tener sus riesgos para el oferente, pero el club Salve un Manatí garantiza que estos orondos animales son capaces de enternecer a cualquiera.
"Las personas pueden escoger un manatí y tener toda la información de ese animal en particular que se adopta, como la biografía, la historia y mucha información de por qué los manatíes están amenazados y de cómo se puede ayudar a mantenerlos a salvo en el futuro", indicó.
Para elegir a uno de estos mamíferos de cabeza redonda y cuello corto sólo hay que visitar alguna de las reservas que las autoridades crearon para estos animales en Florida y seleccionar el que más le "enamore".
La piel velluda, y de tres a cuatro centímetros de espesor, no es el mejor motivo para despertar un amor a primera vista, pero aseguran que cuenta con numerosos encantos, como su forma de moverse sosegada y elegante o sus ojitos tristones.
Rose explicó que el principal problema y amenaza para los manatís son las personas que conducen por la costa de Florida lanchas a motor de gran cilindrada sin tomar las precauciones necesarias para asegurarse que no golpean a estos animales con el casco o las hélices del bote.
Tras una época en la que eran cazados por su carne y grasa, otra de las grandes amenazas actuales para estos animales es la contaminación del mar, que puede matar manatís, delfines y otras especies.
Además, el manatí del Caribe ha visto reducido drásticamente su hábitat natural y se acerca a las costas en búsqueda de aguas más cálidas, lo que contribuye a que se envenene con sustancias tóxicas que los humanos vierten al mar.
Gracias a la concienciación social y la intervención de grupos ecologistas y federales, la presencia de manatís en las costas de Florida ha pasado de 1.267 en 1991 a 3.800 en enero de 2009, cuando se hizo el último censo.
Los fondos recaudados con este programa de adopción se destinan a la protección de los manatís, así como a la investigación, rescate y recuperación de la colonia de estos mamíferos de hasta 500 kilogramos de peso.