domingo, 19 de abril de 2009

Londres: ¿ciudad embrujada?

LONDRES, 19 abril 2009 (BBC).- Londres es una ciudad de extremos. La capital británica es moderna, pero va camino a cumplir 2.000 años. Y esa larga historia ha dejado huellas. Escondida en sus calles de cemento, la ciudad guarda una presencia sobrenatural que sus habitantes aseguran percibir.

Uno de cada dos londinenses cree en fantasmas, según un estudio divulgado esta semana. Y en Londres, más que en cualquier otro lugar del Reino Unido, se cree en la existencia de fenómenos sobrenaturales, sea la cabeza incorpórea de Oliver Goldsmith o los gritos infantiles en la estación de metro de Bethnal Green.


Británicos espirituales


El estudio sobre las creencias en el Reino Unido fue comisionado por el centro de análisis religioso Theos y para él fueron entrevistadas más de 2.000 personas en distintas partes del país.

Los resultados muestran que 70% de los británicos creen en el alma humana, 55% en el cielo y 53% en la vida eterna.

La encuesta muestra un aumento significativo en las creencias sobrenaturales. Incluso, la creencia en los fantasmas ha crecido de 10% de la población británica en 1950, a 39% en 2008.
¿Qué produjo tal cambio?

Paul Woolley, director de Theos, explica que "el aumento se debe en parte a la afluencia de inmigrantes de Sudamérica, África, Asia y Europa del Este", pero también propone que "al contrario de los años 50, la gente de hoy no cree que la ciencia tenga respuestas para todo".

Además, Woolley postuló que "la religión tiende a tener mas éxito durante épocas de depresión económica", revelando así que la crisis no es simplemente financiera.

Añadió que "la evidencia demuestra que la Iglesia Católica en Inglaterra y Gales está experimentando un cierto renacimiento".

Hannah Stinton, presidenta de la Asociación Humanista Británica, señala, sin embargo, que el crecimiento de creencias sobrenaturales no se vincula a un aumento del fervor religioso. Más bien, explica el fenómeno de manera contraria: "En los años 50 muchas más personas iban a la iglesia y se les enseñaba a no creer en los fantasmas y las otras cosas que se clasifican como parte del fenómeno paranormal".

La mitad de los londinenses creen en fantasmas.

Según el estudio, Londres se destaca como la región con porcentajes más altos de ciertas creencias. Por ejemplo, 26% de los londinenses creen en la astrología, 69% en el cielo y 50% en los fantasmas.

Paul Woolley expresa que "este fenómeno se debe a la diversidad cultural de Londres, por lo que es más abierta a creer en fantasmas y espiritualidad en general".

Aún así, Londres es la región británica con la densidad más alta de lugares donde han ocurrido fenómenos sobrenaturales, según un informe de 2008 de la base de datos "Paranormal", un sitio de internet que registra fenómenos sobrenaturales.

Espíritus conmovidos

El Reverendo Lionel Fanthorpe, experto en fantasmas y asuntos sobrenaturales, explica que "la mayoría de los fantasmas que aparecen están recreando viejas historias llenas de profundos sentimientos. Londres ha sido la escena de tanta emoción, y hogar de tantas personas durante tantos siglos, que es probable que tenga más fantasmas que cualquier otra región británica."

Como ejemplo de las muertes turbulentas de Londres, Fanthorpe cita la ejecución de Ana Bolena ordenado por su propio marido, el Rey Enrique VIII. Muchos testigos confiables, como los guardias de la Torre de Londres, han visto su fantasma decapitado caminando en la torre, en el Palacio de Lambeth y en las orillas del río Támesis.

Existen muchísimas otras experiencias sobrenaturales en Londres, tales como el caso de Oliver Goldsmith, un poeta, escritor y médico irlandés que murió endeudado a la edad de 45 años. Su cabeza sonriente, incorpórea, apareció detrás del pub "Ye Olde Cock Tavern" en la calle Fleet Street, cerca de nuestras oficinas en el Servicio Mundial de la BBC.

La enfermera Lizzy Church mató a su amante dándole una sobredosis de morfina en el hospital de University College London. Años después, algunos testigos aseguran que su fantasma aparece justo antes de que se administre la morfina en el mismo hospital.

En la calle Church Row se escuchan, según muchos, suspiros de una mamá que mató a su hijo joven, y en el pub "Holly Bush" describieron a una mesera conversando y atendiendo a clientes, aunque más tarde se enteraron de que nadie de su descripción trabajaba allí.

Legado de terror

Además de contribuir a la liberación de las mujeres, la Segunda Guerra Mundial dejó el legado de la muerte dolorosa, y por lo tanto, de fantasmas. Su presencia se siente en el metro, donde la gente se escondía de los bombardeos aéreos en los 391 kilómetros de túneles que serpentean por debajo de la ciudad.
Estación del metro Bethnal Green

Más de 170 personas murieron en esta estación del metro durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1981, el jefe de la estación de metro de Bethnal Green, en el este de Londres, escuchó gritos infantiles por la madrugada, desde su oficina. Poco a poco los chillidos subieron de volumen y también comenzaron a escucharse gritos de mujeres. El jefe salió corriendo de la oficina. En la estación murieron 173 personas durante un ataque aéreo en la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de los muertos fueron niños y mujeres.

Otro susurro espeluznante ha helado la sangre de algunos en el centro financiero de Londres. Es el soplo frío de los fantasmas bélicos del pub "Leather Exchange". La gerencia dice sentir la presencia húmeda de los muertos de un bombardeo aéreo durante la Segunda Guerra Mundial, cuyos cuerpos se pudrieron en el sótano, que en ese entonces se usó como una morgue improvisada.

Puede que el fenómeno de los fantasmas cree un vínculo entre el pasado y el presente, entre los edificios inanimados y los horrores de los que han sido testigos. Puede que sean vestigios de una realidad alternativa, o que se trate simplemente de las creaciones imaginarias que produce el miedo. Lo que sí es cierto es que los fantasmas forman parte de la espiritualidad contemporánea, un amasijo de creencias sobrenaturales, cristianas, hindúes, budistas, musulmanas y científicas, en que cada cual construye su propia religión.