domingo, 24 de mayo de 2009

Suspenden a chofer de la reina Isabel por sospecha de corrupción

LONDRES, 24 mayo 2009 (2009).- El chofer de la familia real británica fue suspendido el domingo bajo acusaciones de que, a cambio de dinero, mostró a periodistas encubiertos las limosinas de lujo de la reina Isabel II y les llevó por áreas de seguridad de su residencia en el Palacio de Buckingham.

El diario News of the World informó que dos de sus reporteros, que simulaban ser empresarios acaudalados de Medio Oriente, pudieron ingresar a zonas seguras del Palacio de Buckingham y hasta se les permitió sentarse en los automóviles Bentley que usa la familia real.

El diario afirmó que le pagó al chofer real 1.588 dólares (1.588 libras esterlinas) por la visita.

El diario también dijo que a los hombres también se les mostraron los automóviles Rolls-Royce y el propio automóvil Daimler que la reina Isabel II conduce. El diario dijo que al Daimler se le elevó el piso a fin de acomodar a la monarca, que tiene piernas cortas. La reina tiene 1,63 de estatura (5,4 pies).

"Podemos confirmar que se ha suspendido a un individuo mientras se realiza la investigación", informó el domingo el Palacio de Buckingham en una declaración.

La policía londinense dijo que investigaba las acusaciones e interrogaba al personal sobre las medidas de seguridad en el palacio londinense a raíz de las versiones de la transgresión de seguridad.

Los palacios reales son vigilados por la policía, que por lo general exigen ver documentos de seguridad a fin de permitir el acceso a las personas.

Incluso miembros de la propia familia real, como el príncipe Felipe, esposo de la reina, y su hijo el príncipe Carlos tienen que mostrar su identificación con fotografía cuando ingresan a la residencia.

"Nos preocupan naturalmente los puntos que se exponen en esta información y su relación con los funcionarios palaciegos sobre sus gestiones de seguridad para el personal", destacó la policía londinense de Scotland Yard en una declaración.

Este fiasco de seguridad se añade a otras transgresiones.

En marzo de 1982, la reina se defendió de un intruso, Michael Fagan, después que despertó y lo encontró sentado en su cama en el Palacio de Buckingham y le pidió un cigarrillo.