BOGOTA, 9 abril 2010 (RCN Noticias).- Por una de las calles de Santo Tomás, Atlántico, una romería acompañaba la procesión del resucitado, cuando según los testigos después de pasar junto a un árbol, un ventarrón en forma de espiral estremeció las ramas y comenzaron a caer peces.
Niños y adultos corrieron a recoger las “bendiciones” que en forma de pececitos habían caído del cielo. La Semana Santa se fue, pero en el pueblo del Atlántico, creen que el episodio bíblico de la multiplicación de los peces se repitió en el lugar.
Cuentan los testigos, que el pueblo acompaña cantando en una representación del renacimiento de Cristo, pero en esta ocasión la tradición se vio acompañada de un fenómeno que si bien tiene explicaciones científicas no pierde por eso la connotación religiosa, especialmente si el pesacado fue el principal símbolo de cristo durante más de mil años.
El párroco del municipio de Santo Tomás, en el departamento del Atlántico, Carlos Arturo Quevedo, dice que el caso también debe verse como un signo de la naturaleza.
El padre Quevedo señaló que la lluvia de peces, caída de un árbol de mango, debe servir para cambiar de actitud.
"Ante todo es un signo de la naturaleza. Esto debe servir para tomar una actitud de cambio, de solidaridad, en momentos en que estamos en un mundo de egoísmo"
Agregó que la situación también debe verse como una experiencia de fe.
"Es una experiencia que por mucho que uno le diga a alguien que es un fenómeno natural, lo toma como una experiencia de fe, porque cada uno tiene una experiencia en ese sentido"