sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Qué ha aportado Playboy a la libertad de expresión?

LONDRES, 20 noviembre 2010 (BBC).- El fundador de la revista de desnudos más famosa del mundo recibe dos premios de literatura. Nos preguntamos si la publicación ha contribuido o no a la libertad de expresión y prensa


El dueño del imperio Playboy, Hugh Hefner | AFP

Puede que sorprenda a muchos, pero el fundador de la revista Playboy, Hugh Hefner, acaba de recibir dos premios literarios. El hombre de 84 años que ha publicado fotos de mujeres desnudas durante más de 50, fue galardonado por los artículos que acompañan a las fotos de la revista y por su compromiso con la libertad de expresión.

La BBC fue a visitarlo a su famosa casa, la "Mansión Playboy" en Beverly Hills. Hay pocas casas en el mundo que sean al menos tan famosas como sus inquilinos: Buckingham Palace, el rancho de Neverland y, también, la Mansión Playboy.

Anclada en lo alto de una empinada colina, tanto como en la historia, este exuberante rincón de Bervely Hills es mundialmente conocido por las fiestas que ha albergado, todas bajo la perspicaz vigilancia de Hugh Marston Hefner, el organizador.

El fundador y editor en jefe de la revista Playboy afirma que nunca dejará la mansión mientras siga con vida. Está claro que la casa y el imperio que ha fundado son el producto de más de medio siglo de lucha por algo en lo que cree: que las fotografías de mujeres desnudas no son pornográficas, explotadoras y que no deben ser censuradas.

Libertad de prensa

Por supuesto, muchos no están de acuerdo con estos supuestos. Pero es precisamente la cuestión de la libertad de prensa la que venimos a discutir.

Esperamos en la habitación tapizada con paneles de madera donde destaca un órgano de iglesia (dañado por unas goteras en el techo), una gigantesca pantalla de cine y proyectores (las noches de cine se producen de viernes a lunes), una reproducción de Picasso (una mujer en topless, como no podría ser de otra forma) y antigüedades en forma de figuras de conejitos.

Hugh Hefner entra en la habitación a través de las cortinas de terciopelo, vestido con un pijama de seda negro y una bata de seda roja. A sus 84 años todavía juega a la figura del don Juan seductor de mujeres, con los ojos brillantes, lleno de energía y con actitud de estar preparado para ir a la cama.

Estamos aquí porque Hefner o Heff (junto a otros iconos como Cher o Michael Jackson, un sólo nombre es suficiente) ha sido honrado por PEN USA, una organización literaria, con dos premios que reconocen sus 50 años de apoyo a escritores independientes y su lucha contra la censura. Le hago notar una cuestión obvia: que nadie compra Playboy por su literatura.

"Si, claro", insiste, "si fuera sólo por las imágenes entonces las revistas más famosas y más exitosas serían simplemente las de pornografía dura. Se trata de todo el conjunto", afirma.

Escritores de literatura seria

En la ceremonia de entrega de los premios que tuvo lugar en un hotel de Bervely Hills, Hefner acudió con su familia y con dos jóvenes rubias ataviadas con minifaldas que no pasaban desapercibidas, recibió una gran ovación por parte del público.

Jamie Wolf, vicepresidente de PEN USA, me cuenta que Hefner "publicó a Saul Bellow, a Gabriel García Márquez, a John Updike, ha publicado a una extraordinaria variedad de escritores, escritores de literatura seria que no llegaría de otra forma a la tienda de comestibles de la esquina".

"Y les pagaba unos sueldos sustanciosos. Incluso, algunos estaban en listas negras de escritores que no hubieran sido publicados en otros lugares".

Al aceptar el premio, Hefner no habló de su carrera sino de Erwin Arnada, un anterior editor de Playboy en Indonesia que se encuentra actualmente en la cárcel por publicar fotos de no desnudos.

"Acepto este premio en su nombre y en el de todos los hombres de buena voluntad que creen que la democracia se basa en la libertad de expresión y de prensa", declaró Hefner.

Obsceno


Pero la lucha no es algo ajeno a Hefner. El editor fue calificado de obsceno en el pasado y fue a juicio en numerosas ocasiones. En 1954 ganó una batalla legar contra un servicio de correos de Estados Unidos cuando el jefe de oficina de correos Arthur Summerfield rechazó el entregar los ejemplares de la revista argumentado que era obscena.

Heff enunció ante la corte "No pensamos que el jefe de la oficina de correos Summerfield se dedique al negocio de editar revistas. Pensamos que debería centrarse simplemente en distribuir el correo". Playboy ganó el juicio.



Un año antes la primera edición que reflejaba imágenes de Marilyn Monroe desnuda (tomadas originalmente no para la revista sino para un calendario) causaron sensación e impacto en el ambiente sexualmente reprimido de la posguerra de 1950.

"Le dio al sexo un buen nombre", me cuenta Hefner, "y lo incorporó de forma natural como parte de una revista de entretenimiento masculina".

En declive

Cuando le pregunto que pensaba que había hecho por las mujeres, contesta desafiante, "les ayudé a emanciparse".

En su momento cumbre en 1970, Playboy vendía más de siete millones de copias al mes. Sus éxitos fueron generados y expandidos por las "Chicas Conejito", por muchas de ellas, en discotecas, en mercancía de marketing e incluso por un jet privado corporativo bautizado como el "Gran Conejito".

En nuestros días, las publicaciones competidoras y más explícitas, internet y una mayor libertad sexual significa que Playboy es menos impactante, y por tanto, tiene menos demanda. Su circulación ha caído a dos millones de ejemplares al mes, todavía significativa pero muy lejos de lo que llegó a ser.
"Nunca tendremos el mismo poder e impacto que en los 60. Era un momento diferente y cambiamos el mundo".
La compañía se diversificó y lanzó un programa de televisión en 1982, con una programación más explícita que la revista. Pero también ha visto una caída en sus ingresos. La empresa reportó unas pérdidas de US$51 millones el año pasado y todo indica que volverá a perder dinero de nuevo en 2010.

La imagen de marca es quizá su activo con mayor valor en la actualidad, más que la revista que desató todo el negocio. Las informaciones aparecidas el año pasado de que Heff había vendido la mansión eran falsas. En realidad, no es propiedad suya sino que la alquila a la compañía (de la que retine el 70% de las acciones con derecho a voto).

Heff está tratando de volver a ganar el control de la empresa "Necesitamos una infusión de capital. Si lo conseguimos, el futuro es prometedor", afirma.

La compañía está a punto de abrir un casino en Macau y la marca de ropa Playboy está ganando una gran cuota de mercado entre el público masculino chino, aún cuando la revista no se vende allí.


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"El conejito está de vuelta", dice riendo. "Ya sabes lo que ocurre con los conejos, se multiplican".