LONDRES, 26 noviembre 2010 (Uno).- Dave Ismay pensaba que le quedaban sólo tres meses de vida por culpa de una cirrosis hepática. Cuando los médicos le comunicaron su equivocación, se había gastado todos sus ahorros en cumplir sus sueños.
Lo más curioso es que el actor no dio demasiado crédito a las conclusiones de los especialistas cuando le dieron la fatal noticia, debido a que jamás había sido un adicto al alcohol. No obstante, acató lo que le dijeron y decidió adoptar una actitud positiva en lugar de lamentarse.
Según informa el portal británico 'Daily Mail', Ismay, de 64 años, quería dilapidar su fortuna haciendo todo aquello que nunca se había podido permitir. Por ello, se compró un Mercedes, alquiló un campo de golf en Irlanda e hizo un viaje a Australia.
El artista, gran defensor del carpe diem, colocaba en su lista de deseos la "inmortalidad" en el séptimo y último lugar. De hecho, sus otras seis metas, todas materiales, tenían para él mucho más sentido.
"Que te cuenten que sólo te quedan tres meses de vida hace que tu mente cambie de perspectiva. Todas las cosas que pensabas que ibas a hacer, pero nunca hiciste, de repente parecen realmente importantes", revelaba Ismay.
Lo primero que hizo Dave fue presentarse a una audición para formar parte de una representación teatral en su localidad. Inmediatamente después adquirió un lujoso coche, valorado en 26.000 libras (unos 30.800 euros). Estas acciones ocupaban el segundo y tercer puesto respectivamente de su peculiar lista.
"Sabía que era mucho dinero, pero quería un coche cómodo", aseguraba el cómico sobre su adquisición. Pero su principal sueño era escribir un libro sobre el personaje que le hizo famoso en televisión en los años 70, que finalmente se tituló 'Bob Monkhouse Unpublished' (Bob Monkhouse Inédito).
El cuarto deseo de Ismay era reservar un campo de golf en el complejo hotelero K Club de Dublín. En la quinta posición se hallaba visitar Australia y en la sexta llevar a su nieto al estadio Villa Park (en Birmingham), donde juega el equipo de fútbol Aston Villa.
Ahora que Ismay sabe que aún goza de buena salud está muy disgustado. Su sorpresa fue mayúscula cuando, después de pagar 150 libras (aproximadamente 178 euros) por un chequeo general, descubrió que no padecía cirrosis hepática. Esto sucedió diez semanas después de que le dijeran que tenía muy poca esperanza de vida.
"El primer diagnóstico me desconcertó porque no había bebido tanto como para que mi hígado estuviera dañado. Dejé de fumar 60 cigarrillos diarios con 40 años tras someterme a una sesión de hipnosis en Florida. Sentía que en general tenía buena salud", añadía Ismay.
Lo que en realidad padecía Dave era hemocromatosis, una enfermedad hereditaria que afecta en el metabolismo del hierro provocando un cúmulo excesivo de esta sustancia en la sangre. Lamentablemente, en la actualidad no puede pagarse un tratamiento por haberse gastado la mayor parte de sus ahorros.
Foto: Dave Ismay (Agencias)