BRADWELL, 26 noviembre 2010 (EFE).- Un británico de 72 años, fallecido en un incendio, fue enterrado junto a su móvil en cumplimiento de su último deseo, que era que le llamasen sus amigos una vez que estuviese dentro del féretro.
George Ball dejó dicho antes de morir que su servicio fúnebre sólo podría celebrarse si no respondía a la llamada, pues así se demostraría que no estaba gastándoles una broma.
Cientos de personas asistieron al funeral del hombre, solador de profesión, en la localidad inglesa de Bradwell, condado de Staffordshire, según informa hoy el diario The Daily Telegraph.
Helen Kara, que dirigió la ceremonia, la cual tuvo carácter humanista y no religioso, explicó a los congregados que uno de los amigos del difunto le había preguntado una vez qué debían hacer con él cuando muriese.
A lo cual George respondió: "Podéis poner mi teléfono móvil en el féretro y llamar a ese número y entonces yo me levantaré y diré " hola " y todo habrá sido una broma" .
Un miembro de la congregación llamó entonces al número del difundo, que sonó dentro del féretro, pero sin obtener respuesta, por lo que se decidió continuar con la ceremonia.