NUEVA DELHI, 17 de junio 2011 (EFE).- El primer ministro de la India, Manmohan Singh, pidió hoy a las autoridades regionales del país un compromiso para hacer desaparecer en seis meses la recogida manual de heces, practicada todavía por decenas de miles de "intocables".
"Una de las más oscuras manchas en nuestro proceso de desarrollo es el hecho de que incluso después de 64 años de independencia, todavía tenemos la odiosa práctica de la recolección manual de excrementos", dijo hoy Singh, según un comunicado de su oficina.
Singh realizó su petición durante la sesión inaugural de la conferencia de ministros regionales de Bienestar y Justicia Social, encargados de las medidas para mejorar la situación de los intocables de la India, un grupo excluido del sistema de castas.
El Gobierno indio aprobó en 2007 un programa de rehabilitación para erradicar la recogida manual de excrementos antes de marzo de 2009, pero al acabar ese año aún quedaban en el país 117 mil personas ejerciendo esta práctica considerada "impura".
"Hoy me gustaría que prometierais que este flagelo se eliminará de todos los rincones de nuestro país en los próximos seis meses. La eliminación de las letrinas secas -prohibidas desde 1993- debe ser completado de una vez por todas", dijo Singh a los ministros.
"La verdadera pregunta es cómo aplicar y hacer cumplir la ley de forma eficaz, y respaldarla con la cantidad adecuada de recursos", añadió el primer ministro.
Los esfuerzos por acabar con esta vergüenza social han chocado hasta ahora tanto con la obstrucción de las autoridades regionales, como con la noción hindú de "impureza" que desaconseja tener váteres dentro de casa, arraigada sobre todo en la India rural.
El Ministerio indio de Interior advirtió recientemente de que emplear una persona por su casta como limpiador manual para extraer los excrementos humanos sería punible en virtud de la legislación india, recordó hoy el comunicado de la oficina de Singh.
Quienes limpian heces son los más intocables entre los intocables, por la repugnancia que genera su dedicación: nadie les da ni les entrega nada en mano, ni siquiera cuando van a comprar a una tienda, y viven en las afueras de las poblaciones.
Son sobre todo mujeres las que, desde pequeñas, se dedican a retirar las heces ajenas, que recogen con un pequeño cuenco y cargan en baldes sobre la cabeza, sin ningún tipo de protección sanitaria.