jueves, 25 de agosto de 2011

¿Cómo puede un equipo de Daguestán comprar a Samuel Eto'o?

MOSCÚ, 25 agosto 2011 (BBC).- Érase un club de fútbol oscuro que venía de segunda división y solía entrenar en una república rusa, frontera con Chechenia. ¿Quién quiere jugar ahí?
No pocos, parece. Para empezar, ya lo hace el astro brasileño Roberto Carlos y, a él, le ha seguido una creciente lista de futbolistas que dejan cómodas capitales europeas para irse a defender la camiseta del Anzhi Makhachkala. Este equipo, que ni siquiera es de las principales escuadras de Rusia, acaba de adquirir al camerunés Samuel Eto'o, pagándole al Inter de Milán US$30 millones. Nada más.
Con dinero serio se cerró un trató que está por convertir a Eto'o en uno de los futbolistas mejor pagados del mundo, si los cálculos que circulan sobre su nuevo salario son correctos.

Es dinero ruso. Sin éste, todo esto sería pura ficción.

El oligarca Suleiman Kerimov decidió gastar sus miles de millones en el equipo local de la región donde nació y desde ahí está decidido a llevar al club Anzhi a la Liga de Campeones europea.
Desde que fue comprado por Kerimov, el club ha atraído la atención de la afición rusa.
"Todos los partidos de la temporada están vendidos en Daguestán, y en otras ciudades, por supuesto, la gente quiere ir a ver a las estrellas", señala Rafael Saakov, periodista de la BBC en Moscú.
Del petróleo al campo de juego
Con tanto nombre famoso en la plantilla, entrenar en Makhachkala, Daguestán, república rusa del Cáucaso norte con su propia insurgencia islámica, se volvía un tanto problemático. Y por eso entrenan en Moscú.
La mayoría de los jugadores del Anzhi viven en la capital rusa por razones de seguridad y sólo viajan a Daguestán, a más de 2.000 kilómetros, para jugar los partidos locales. Es el único club ruso que puede darse ese lujo.
"Además, en Makhachkala no hay infraestructura para entrenar y, desde la firma de Roberto Carlos, este año empezaron a entrenar en Moscú", afirma Saakov.
"Para el magnate no es ningún problema mandar al equipo a jugar 15 veces al año a los partidos de casa. Tampoco le cuesta nada rentar la base de entrenamiento en Moscú".
La gente en Rusia ha sido crítica del dinero que se gasta en un solo club, y reprueban, asegura Saakov, que no se invierta en la liga rusa en su conjunto.
"La reacción no ha sido muy positiva".
El club regresó a la primera división el año pasado. Ahora sus ambiciones, con dinero sobrante en las arcas, parecen no tener límite.
Llegar a la Liga de Campeones también exige un nuevo estadio, y el magnate Kerimov, en la posición 118 de la Lista Forbes, quiere cupo para 40.000 expectadores.
Kerimov, quien hizo su fortuna con el petróleo y el gas, los metales preciosos y los fertilizantes, sufrió un serio accidente automovilístico en 2006. Para muchos, este percance lo llevó a canalizar su fortuna hacia causas benéficas.
Su proyecto consentido más reciente es este club con sólo 20 años de vida, siete años en segunda división y en el firmamento, un cúmulo de astros con los mejores salarios. ¿Quién no quiere jugar aquí?