El animal, bautizado como "Happy Feet" por la película de dibujos animados sobre pingüinos, apareció en junio en Wellington, a unos 4.000 kilómetros de distancia de su hogar: la Antártida.
Se enfermó tras comer arena de playa, que confundió con nieve. Pero lo encontraron a tiempo, fue rescatado y lo han sometido a dos operaciones para curarle.
Ahora, ya sano, será devuelto a las heladas aguas de la Antártida, hasta donde lo llevará un buque científico que parte este lunes.
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