SALVADOR, 30 mayo 2012 (EFE).- El icono comercial más reconocible del mundo es, sin duda, la botella Contour de Coca-Cola, un envase con casi 100 años de vida que ha tenido a lo largo de su historia todo tipo de versiones, tamaños y materiales. A la larga lista de modelos ahora hay que sumarle uno que puede ser de los más llamativos: la bolsa de plástico.
El motivo del lanzamiento de este peculiar envase no es que la multinacional quiera sorprender al mercado; en realidad, es la solución que han encontrado a un problema detectado en El Salvador y que estaba afectando peligrosamente a la imagen de la marca.
En el país centroamericano es muy común ver a personas tomando Coca-Cola en bolsas de plástico, ayudándose de una pajita. Esto se debe a que prefieren no pagar el coste extra que supone llevarse la botella de cristal reutilizable, y las tiendas les ofrecen esta solución low cost.
Ante la imposibilidad de cambiar este hábito, la marca de refrescos decidió aprovechar la situación y solucionar el problema precisamente potenciando el uso de este tipo de envases. Su brillante idea fue suministrar a los comercios bolsas de plástico con forma de botella de Coca-Cola, en las cuales estaba su logo impreso.
Gracias a ello lograron recuperar el poderoso poder de branding que tiene su botella. Los que antes se paseaban por la calle con una bolsa rellena de un líquido oscuro no identificable, pasaron a ser consumidores visibles de Coca-Cola encantados de lucir el nuevo envase. La otra gran idea de la marca fue hacer estas bolsas biodegradables, evitando así que su proliferación supusiera un perjuicio para el medio ambiente.