La princesa Maha al-Sudairi y el hotel Shangri-la (Agencias) |
PARIS, 4 junio 2012 (El País).- Los establecimientos chic parisienses conocen bien a la princesa saudí Maha al-Sudairi, esposa repudiada del príncipe heredero del reino saudita Nayef Ben Abdel Aziz. Desde hace años, ha tomado la costumbre de arrasar con las boutiques más selectas sin pagar. Sus prácticas más habituales, entregar cheques sin fondos y endeudarse con plazos que nunca cumple. Habitualmente vive en un palacio que le fue asignado por el rey saudí Abdalá, pero la princesa derrochadora está ahora de vuelta en París y de nuevo ha dado que hablar. La semana pasada trató de abandonar el lujoso hotel en el que se hospedaba desde diciembre en París sin pasar por caja, dejando sin pagar una factura de seis millones de euros.
Eran las 3.30 de la madrugada del viernes cuando Al-Sudairi intentó salir con toda discreción del majestuoso Shangri-La, situado en la Avenida de Iena y con vistas a la Torre Eiffel, según informó el diario Le Parisien. Acompañada por unos 60 miembros de su servicio particular, cargados con decenas de maletas, la salida tenía sin embargo pocos visos de pasar inadvertida. El personal del hotel, alertado ya de la fama de morosa de la princesa, interceptó a la comitiva, llamó la policía y a la embajada saudí. El director del hotel, Alain Borger, ha negado sin embargo a la prensa cualquier problema con sus clientes y no ha reconocido impagos de ningún tipo.
Siempre según Le Parisien, Al-Sudairi y su personal se albergaban en este hotel desde el pasado 23 de diciembre y habían alquilado por completo la séptima planta: 41 suites y habitaciones, por un precio negociado de 20.000 euros la noche. En total, una factura de unos 16 millones de euros, parte de los cuales ya habían sido cancelados. Pero la princesa no contaba con que su exmarido la había dejado sin fondos, así que, cuando se dio cuenta, decidió dejar el establecimiento e instalarse en otro palacete, el Royal Monceau, propiedad del emirato árabe de Catar, con la esperanza de que las buenas relaciones de aquel país con Arabia Saudí le permitirían gozar de un trato privilegiado.
En 2009 la princesa ya fue noticia cuando tuvo que atrincherarse en su suite del George V, otro lujosísimo hotel parisiense, donde los comerciantes furiosos por sus impagos se sucedían para cobrarle. Entonces, la factura de deudas acumuladas se estimaba en unos 15 de millones de euros, de los cuales solo una parte ha sido reembolsada a día de hoy. Exasperada, la firma de ropa Key Largo recurrió a la justicia para obtener el pago de 89.000 euros, después de haber conseguido por la vía diplomática recuperar unos 50.000.