lunes, 22 de octubre de 2012

Especial: La boda de los príncipes de Luxemburgo (video)




BRUSELAS, 22 octubre 2012 (El Nuevo Herald) -- El heredero del Gran Ducado de Luxemburgo, el príncipe Guillermo de Nassau y Borbón de Parma, considerado el último soltero de las casas reales europeas, contrajo matrimonio civil con la condesa belga Stéphanie de Lannoy, en la víspera del enlace religioso en la catedral de Nôtre-Dame.

La pareja se dio el sí quiero en un acto en el Ayuntamiento de la capital oficiado por el alcalde, Xavier Bettel, que tuvo unas palabras de recuerdo en la ceremonia para la recientemente fallecida madre de la novia, la condesa Alix della Faille de Leverghem.

En su recuerdo, Stéphanie lució además de la alianza de prometida en la mano izquierda, el anillo de compromiso de su madre en la derecha.

La joven escogió para el enlace civil un sencillo vestido en tono crudo con una chaqueta a juego ribeteada y una minicartera, además de que decidió lucir su rubia melena suelta, recogida lateralmente con un broche.

Guillermo optó por un traje azul, camisa blanca y corbata morada.

En la celebración estuvieron presentes varios cargos del Gobierno encabezados por el primer ministro, Jean-Claude Juncker, quien abandonó el Consejo Europeo de jefes de Estado y Gobierno de los Veintisiente en Bruselas antes de su fin para llegar a tiempo a la celebración.

Tras la ceremonia, los recién casados han recorrido a pie el trayecto desde el Ayuntamiento al palacio Gran Ducal.

Hasta ahora los miembros de la casa real luxemburguesa habían contraído matrimonio civil en Palacio Gran Ducal y no en el Ayuntamiento, “un símbolo de normalidad y acercamiento al pueblo”, dijo Bettel en su discurso tras declararlos marido y mujer.

El alcalde agradeció a la pareja que su “historia de amor” haya colocado al Gran Ducado en el “centro de atención internacional estos días”.

Horas antes de contraer matrimonio civil, los todavía prometidos celebraron una recepción en el Gran Teatro de la Villa con jóvenes políticos del país, amigos y ex compañeros del colegio y la universidad.

Stéphanie se ha naturalizado luxemburguesa con el acto mismo de la ceremonia civil y después de haber aceptado renunciar a la nacionalidad belga.

El novio, de 30 años, el mayor de cinco hermanos, licenciado en Ciencias Políticas, es el heredero del trono desde el 2000, coincidiendo con la coronación de su padre, el Gran Duque Enrique I de Luxemburgo.

Su prometida, de 28 años y perteneciente a una de las familias aristocráticas más antiguas de Bélgica, es licenciada en Filología germánica por la Universidad de Lovaina y habla con fluidez francés y alemán, los idiomas del Gran Ducado, además de inglés y ruso.

En medio del tañido de campanas y bajo un arco triunfante de espadas desenvainadas formado por los soldados, el príncipe Guillermo de Luxemburgo y la condesa belga Estefanía de Lannoy salieron sonrientes el sábado tras contraer nupcias en la pequeña Catedral de Nuestra Señora, culminando dos días de celebraciones.

Les esperaba el público, entre admiradores y curiosos, que se congregó con motivo de las nupcias reales, y formó filas para admirar poco después los fuegos artificiales, en unas calles que lucían excepcionalmente pulcras en las cercanías de la catedral de este pequeño ducado. La multitud aclamó a la pareja de recién casados cuando salió radiante, y algo vacilante se dio un beso en el balcón del palacio cubierto por una alfombra roja.

Numerosas personalidades asistieron a la ceremonia religiosa del príncipe Guillermo y la condesa belga, que siguió a la boda civil efectuada en la víspera en el Ayuntamiento de Luxemburgo. Guillermo, de 30 años, es heredero del trono y futuro gran duque de Luxemburgo.

El novio, que lucía barba, y su novia rubia, de 28 años, fueron acompañados por una estela de miembros de otras familias reales, como la reina Beatriz de Holanda; la princesa Victoria y el príncipe Daniel de Suecia; el príncipe Naruhito de Japón y el príncipe Eduardo de Gran Bretaña –el hijo menor de la reina Isabel– y su esposa Sofía.

Para el banquete nupcial, de 800 invitados, la chef Lea Linster, ganadora del galardón Bocuse d'Or, preparó un bufé combinado con platillos de cerdo marinado estilo Riesling y pate de ternera, langosta en sopa con caldo espeso, corvina con exterior salado y relleno de tomillo. Entre los postres había pasteles Madeleine, pasta choux a la creme y crema brulé.

Estafanía tiene intención de renunciar a su ciudadanía belga para algún día convertirse en la gran duquesa de Luxemburgo. Este pequeño país, ubicado entre Francia, Bélgica y Alemania, es un importante centro financiero y preserva su prosperidad a pesar de las dificultades económicas de Europa.

Estefanía lució un vestido de encaje de Elie Saab con cola de cinco metros (16,4 pies) durante la ceremonia, que se efectuó en francés, alemán y luxemburgués. Comenzó con un minuto de silencio en honor de la madre de Estefanía, la fallecida condesa Alicia de Lannoy.

La boda real dio a la pequeña Luxemburgo –integrante fundadora de la predecesora de la Unión Europea– un momento extraordinario de atención en el ámbito internacional.

Con una población de apenas más de 500,000 habitantes, este ducado trilingüe es más importante de lo que parece.

Además de ser un centro financiero de relevancia, es sede del tercer fabricante acerero más grande del mundo y tiene el segundo producto interno bruto per cápita más alto del mundo, de más de $80,000.