ESTOCOLMO, 21 diciembre 2012 (SinEmbargo).– El año pasado la veinteañera Aliaa Magda Elmahdy destapó los tabúes de la sociedad egipcia. La joven que protagonizó entonces un histórico desnudo que acaparó las miradas del mundo con su crítica, reapareció el día de ayer en Estocolmo para rechazar la Carta Magna con un mensaje pintado en su cuerpo: “La ‘sharia’ (legislación islámica) no es una Constitución”.
A las puertas de la embajada de Egipto en Suecia, Aliaa volvió a vestir el atuendo con el que el mundo la conoció en noviembre de 2011 y causó controversia en el país africano. Sin embargo, en esta ocasión no estuvo sola: fue acompañada por dos militates de la organización feminista Femen durante la protesta. Con una representación del Corán y una bandera egipcia en mano, el trío condenó la “Constitución islámica” cuyo referéndum inició el pasado sábado y concluye mañana con ventaja del voto a favor de un texto aprobado por los islamistas, lo que provocó una polarización social en las opiniones.
La protesta también sirvió para “apoyar a los héroes egipcios que se oponen al proyecto de Constitución dictatorial basado en la ‘sharia’ del presidente (Mohamed) Mursi”, afirmó Femen. A su vez, con una Biblia y Torá, las acompañantes de Aliaa también denunciaron desnudas el “apocalipsis de Mursi” y gritaron “no al islamismo (…) sí al secularismo”.
Finalmente, tras el destape, dejaron en la entrada de la embajada proclamas de “no a la religión” y “la religión es esclavitud”. En un comunicado, la asociación llamó “al Gran Egipto a rechazar la servidumbre religiosa del recién aparecido profeta Mursi y dar la oportunidad a un desarrollo democrático legítimo”, publicó el diario español El Mundo.
Feminista, atea y vegetariana, el nombre de la joven egipcia salió del anonimato en noviembre de 2011 cuando una imagen publicada en su blog se difundió por la red desatando una serie de críticas y elogios. Elmahdy, que ayer desafío el frío para realizar su protesta, ya sabía hace un año que, en caso de producirse, la revolución social tardaría años en llegar a Egipto. No obstante, ella prefería seguir soñando: “No quiero irme de Egipto. Me gustaría ser periodista para poder difundir mis ideas Y tener hijos”, declaró entonces.