MÉXICO, 16 diciembre 2012 (Playboy).- El padre Alejandro Solalinde Guerra (Texcoco, Edomex, 1965), quien esta semana recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos 2012 en Los Pinos, se define como un sacerdote rebelde.
Fundador del albergue para migrantes Hermanos en el Camino, en el estado de Oaxaca, Solalinde habla en entrevista con Playboy, edición de diciembre, en la que confiesa: “no soy célibe”. Reconoce que alguna vez estuvo con una mujer, experiencia que califica como “un milagro” que lo ayudó a “humanizarse”.
Solalinde afirma que “habla con Dios de todos los asuntos, hasta los de índole sexual”, y cuenta que cuando tenía cuatro años de haber sido ordenado le platicó “¿cómo voy a entender a un matrimonio o a las mujeres si no conozco nada de eso? …¡Y sucedió un milagro, sin buscarlo! Entre las jóvenes con las que yo trabajaba sucedió… eso. Lo descubrí y fue maravilloso, descubrí una dimensión increíble que me hizo sentir más humano, más hombre”. Asegura que no sintió culpa, y le dio gracias a Dios, “andaba como niño con juguete nuevo, porque descubrí a la mujer como es y me descubrí a mí como hombre”.
Solalinde dijo en la entrevista que en ese momento no sabía si continuar con su sacerdocio o casarse, sin embargo su vocación fue más fuerte, “decidí estar con la gente, con los pobres y ser sacerdote. Ahora soy célibe. Ahora (risas)”, refiere la publicación.
El sacerdote define que “el celibato es una medida disciplinaria nada más, eso empezó a imponerlo la Iglesia católica cuando los hijos de los sacerdotes, los papas y los obispos empezaron a exigir derechos de herencia. ¡Les dolió en la administración! Por lo demás, no tarda el tiempo en que la iglesia vea el celibato como algo opcional”.
Los migrantes y la delincuencia organizada
Alejandro Solalinde explica que su labor de acoger a viajeros centroamericanos en su albergue de Oaxaca empezó el 26 de febrero de 2007, cuando se dio cuenta de que los migrantes necesitaban de seguridad, “necesitaba un lugar donde estuvieran, para que no anduvieran como ovejitas sin pastor. Me siento honrado de servirlos”, en el afirma.
Confiesa que mientras realiza su labor ha recibido amenazas de muerte por parte del crimen organizado, a lo que afirma “el día que los malos me quieran quebrar lo harán sin reparos. Entiendo que mis agentes de seguridad personal portan armas largas y se sometieron a un entrenamiento especial, pero el día que quieran de verdad quieran matarme no servirán ni 20 agentes”.
El pasado 10 de diciembre, Alejandro Solalinde recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos 2012 de manos del presidente Enrique Peña Nieto, por su trayectoria en la defensa de los migrantes en tránsito por México.