LANGLEY, 29 de septiembre de 2014 (El Universal).- Como en cualquier otra sucursal de Starbucks, el nuevo gerente pensó que escribir los nombres de los clientes en los vasos agilizaría el servicio. Pero el "Starbucks clandestino", como algunos llaman al local, o "La Tienda Número 1", cómo señalan crípticamente los recibos de compra, tiene varios inconveniente al estar dentro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Langley, Virginia.
De acuerdo con el supervisor de servicios de alimentación de la agencia, quien pidió mantener su identidad en secreto por razones de seguridad, los baristas no pueden solicitar ningún nombre a los empleados por motivos de seguridad, publica The Washington Post.
"Por mí podrían dar cualquier alias", señaló, "pero dar cualquier nombre en absoluto estaba haciendo sentir incómoda a la gente - ya sabes, los agentes encubiertos. Simplemente no funcionó para esta ubicación".
Para trabajar en esta singular sucursal, los baristas pasan por rigurosas entrevistas y verificación de antecedentes, y cada vez que salen de su área de trabajo, tienen que ser escoltados por un "guardaespaldas" de la agencia.
Además, no hay tarjetas de recompensas para clientes frecuentes, pues los funcionarios temen que los datos almacenados en las tarjetas podrían ser explotado por los vendedores y caer en las manos equivocadas, descubriendo a sus agentes secretos.
Es uno de los Starbucks más activo del país, con un público compuesto por analistas, agentes encubiertos, economistas, ingenieros, geógrafos y cartógrafos que trabajan en la recolección de información clasificada y en operaciones encubiertas dentro de los lugares más violentos del mundo.
Debido a que este complejo es una isla de alta seguridad, pocas personas pueden salir diariamente a tomar un café, por lo que las líneas, tanto en la mañana como a media tarde, pueden alargarse varios metros por el pasillo.
A pesar de las limitaciones por la estricta seguridad, esta cafetería se ve más o menos como cualquier otro Starbucks, señala el diario estadounidense. Tiene sillas y mesas de madera y pasteles, galletas y otros aperitivos adornan los estantes, mientras el sonido de un folk rock progresivo se escucha en los altavoces.
Sin embargo, el gerente señaló que esta tienda "tiene una misión especial", para ayudar a humanizar el entorno de los empleados, que trabajan en condiciones de alta presión a menudo en oficinas sin ventanas y que no pueden jugar con sus smartphones o llamar a un amigo durante el tiempo de inactividad, pues por seguridad, tienen que dejarlos en sus autos.
En medio de bonitos carteles de granos provenientes de Kenia y latte de calabaza y especias, en una esquina donde algunas sillones de cuero forman un rincón acogedor, los clientes hablan en decenas de idiomas, desde el alemán hasta el árabe.
La tienda es también el lugar de muchas entrevistas de trabajo para los agentes que desean cambiar de puesto dentro de la CIA, por ejemplo, de un puesto de lucha contra el terrorismo a uno para organizar eventos en pro de la no proliferación de armamento nuclear. "El café va bien con esas conversaciones", aseguró un funcionario.
Otro oficial, que no pudo ser nombrado, aseguró incluso que el jefe del equipo que ayudó a encontrar a Osama Bin Laden, contrató a un miembro clave en la misión en este Starbucks.
Una mujer dijo que en varias ocasiones se ha encontrado con viejos amigos de la preparatoria o la universidad mientras espera en la fila, y que hasta entonces desconocía eran sus colegas, pues "trabajar en la agencia no es algo que publicas en Facebook".
Los encargados señalan que, durante el día, los más vendidos son el latte de vainilla y el panqué de limón. Pero para los funcionarios que trabajan en la noche, ya sea a causa de una crisis o que trabajan con alguien en una zona horaria diferente, los expressos dobles y los frapuchinos azucarados son muy populares.
"La leyenda urbana dice que el Starbucks de la CIA es el más activo en el mundo, y para mí eso tiene mucho sentido. Se trata de una población que tiene que estar alerta y pasar horas estudiando documentos detenidamente. Si pierden una palabra, la gente puede morir", dijo al diario Vince Houghton, un experto en inteligencia y curador en el Museo Internacional del Espía.
Los nueve baristas que trabajan aquí son entrenados frecuentemente sobre riesgos de seguridad. "Les informamos que si alguien está realmente interesado en saber dónde trabajan y les hace demasiadas preguntas, entonces deben informarnos al respecto", señaló el gerente.
Una barista dijo que inicialmente se postuló a un trabajo para una empresa de catering que da servicio a los edificios federales en la región, sin saber dónde podría ser asignada. Señaló que tuvo que pasar por una amplia y tediosa investigación de antecedentes.
En su primera mañana de trabajo, la mujer de 27 años intentó publicar su ubicación por GPS y nada ocurrió. Así que llamó a la persona que la había contratado, quien le explicó la razón, y fue hasta entonces que supo "que estaba trabajando para el Starbucks en la CIA".
Desafortunadamente, ella no puede hablar sobre su trabajo, "lo más que puedo decir a mis amigos y familia es que trabajo en un edificio federal", dijo.
Declaró que, dado que no se permiten usar ningún tipo de nombres, ha llegado a reconocer las caras de las personas y sus bebidas. "Está el chico caramel macchiato" y "la mujer mocha blanco helado".
"Pero no tengo ni idea de lo que hacen, sólo sé que necesitan café, y mucho", aclaró.
Fuente: http://www.washingtonpost.com/politics/at-cia-starbucks-even-the-baristas-are-covert/2014/09/27/5a04cd28-43f5-11e4-9a15-137aa0153527_story.html
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/el-mundo/2014/clientes-sin-nombres-clandestino-starbucks-cia-1041894.html