“El proyecto originalmente fue concebido con las bases del concurso 3D Printed Challenge de la NASA. La convocatoria consistía en generar una arquitectura que se pudiera imprimir en 3D en la condición marciana”, mencionó el líder del proyecto, Gabriel Rosete Lima.
En un comunicado de la Agencia Informativa del Conacyt, Rosete Lima detalló que recibió la invitación para participar y conformó un grupo integrado por investigadores y alumnos de las áreas de arquitectura y mecatrónica de la FES Aragón.
“Se trata de diseñar un hábitat para Marte o para la Luna. La parte más interesante es que solo se pueden utilizar materiales de construcción que existan allá, por lo que no se podrían llevar materiales desde la Tierra porque implicaría un gran derroche de recursos”, explicó por su parte el maestro Humberto Mancilla Alonso.
El proyecto de los investigadores mexicanos propone la construcción de una casa de forma pentagonal que pudiera albergar vida y fuera viable de crear en la superficie marciana.
“Encontramos que algunos materiales de Marte son viables para poder utilizarlos como vidrio, y se podrían utilizar como materia prima para imprimir en 3D”, comentó el académico.
En el plan tenían que plantear una forma de impresión por deposición de material, algo similar a las impresoras 3D, pero estas tenían que funcionar en la superficie extraterrestre.
Por tanto, los arquitectos del proyecto plantearon una estructura auto soportable, por lo que generaron ideas de cómo hacer cubiertas y estructuras que pudieran mantenerse estables.
“Consensamos una cubierta piramidal, donde el ángulo desde el que se va imprimiendo va formando una pirámide”, comentó Eduardo Paulino.
A su vez, Mancilla Alonso agregó que el techo piramidal no es solo por efectos constructivos, es porque en Marte las tormentas de arena generarían deposición de polvo, y así, el techo evitaría este fenómeno que podría suponer el riesgo de que la estructura colapsara de un momento a otro.
El diseño arquitectónico se basó en la estructura de un panal de abejas con la intención de que fuera modular, para que de ser necesario la estructura pueda crecer y así generar más células que se puedan intercomunicar.
Una parte esencial del proyecto es el sistema constructivo, ya que idearon un novedoso sistema de impresión 3D con robots.
Estos pequeños robots fueron pensados gracias a la robótica cooperativa que funciona bajo el esquema de unidades independientes, cada unidad tiene una función particular para desarrollar un objetivo en común.
“Los construbots irían construyendo los muros y techos, es decir llegarían a hacer la obra negra; posteriormente arribarían los astronautas para detallar algunos aspectos”, precisó el asesor del Club de Mecatrónica, Mancilla Alonso.
Rosete Lima añadió que llevaron a cabo una investigación colectiva donde llegaron a conclusiones tan interesantes que les originó un conocimiento que jamás se hubieran imaginado.
La convocatoria de la NASA constaba de cinco etapas, de las cuales pasaron las primeras dos; sin embargo, se llevaron la satisfacción de poder trabajar en equipo complementándose a raíz de las diversas áreas de especialidad que abarcaron el proyecto.
“La simple idea de haber participado en una convocatoria de la NASA de este tamaño, ya es toda una experiencia. Al final este proyecto ahí está, se puede visualizar y retomar para quien lo considere, también es perfectamente aplicable en muchos lugares de la Tierra y se podría utilizar en casos extremos de contingencias futuras”, puntualizó Mancilla Alonso.
Foto: NASA / Internet