jueves, 11 de septiembre de 2008

Gatos y ratas trabajan juntos en escuadrón anti explosivos en Colombia

BOGOTÁ, 11 septiembre 2008 (AFP).- Tomás y Pablo integran un escuadrón que la policía colombiana entrena para desactivar minas antipersona que cada año matan a más de 280 personas. Nada excepcional, salvo porque el primero es un gato y el segundo es una de las 14 ratas capacitadas para olfatear explosivos.

Estos animales comparten un laboratorio habilitado por la unidad de escuelas de la policía, en el norte de Bogotá, y de donde en noviembre se espera salga una primera unidad a trabajar en campo abierto, dijo a la AFP Luisa Fernanda Méndez, una veterinaria responsable de la parte operativa de la investigación.

"Escogimos a las ratas porque tienen una capacidad olfativa similar a los perros, pero pueden buscar en sitios menos accesibles y su entrenamiento se hace más rápidamente"


El proyecto, comenzado hace más de dos años, es vital en un país que según un informe del Observatorio de Minas Antipersona de la ONU es el más afectado por estas armas, con un promedio de tres víctimas diarias (entre muertos y heridos).

Es además el único de la región donde aumenta el número de esos artefactos sembrados, dado el uso que de ellos hace la guerrilla por su bajo coste y su letalidad. Más de 5.000 civiles han resultado lisiados en la última década.

Las ratas detectan el explosivo con su agudo olfato y se les entrena para quedarse junto a él, sentadas a dos patas. Su tamaño y agilidad les permiten evadir los detonadores.

En tanto los gatos, criados junto a ellas para hacerlos parte de la camada, alejan a sus congéneres y protegen a los roedores para que actúen confiados en campo abierto, sin temor a otros animales. "Son en cierto modo sus guardaespaldas", anota Méndez.

Los resultados de la investigación, que cuenta con un modesto presupuesto (unos 50.000 dólares al año), están empezando a ser compartidos con otras policías interesadas, como las de México y España.

Un reciente congreso interamericano de psicología seleccionó la iniciativa como una de las cinco más novedosas en el continente.

"Las ratas aprenden muy rápido, en dos o tres días comienzan a distinguir el explosivo. Luego se refuerza ese comportamiento durante varias semanas"


El entrenamiento completo dura de dos a tres meses y comienza cuando los roedores tienen menos de un mes. En contraste, un perro solo puede ser entrenado a partir del segundo semestre de vida.

Natasha se mueve rápido y en segundos encuentra el recipiente con explosivo, diferenciándolo de otros similares. Cada vez que lo logra, recibe una pequeña bola de glucosa como premio.

El ejercicio se repite durante diez minutos y sus resultados son registrados automáticamente por un programa de ordenador especialmente desarrollado. Luego, en un pequeño jardín vecino, Nastasha, Pablo y otros miembros del equipo repiten la experiencia, mientras Tomás vigila.

La policía ha empezado también a familiarizar con las ratas a los grupos de carabineros que trabajarán con ellos. Para Henry Muñoz, un veterano policía experto en entrenar caballos y perros, no le ha sido difícil adaptarse. "Al comienzo hay un poco de repulsión, claro, pero uno se acostumbra", señala mientras deja que varias de sus nuevas compañeras jueguen en sus hombros.