PUERTO PRINCIPE, 18 de mayo 2009 (El País).- Haití convive diariamente con fenómenos de magia, provenientes del vudú, que es la adoración a los espíritus y sus antepasados. Pero dentro de toda esta confluencia de culto a espíritus, que empapa la vida diaria de todo haitiano, hay un fenómeno muy temido: los zombie.
Popularizados entre nosotros más por el cine gore o los clip de Michael Jackson, los muertos vivientes son en Haití una realidad que fue comprobada científicamente.
Así por lo menos lo documenta el antropólogo, etnobotánico y biólogo de la Universidad de Harvard, Wade Davis en su obra El Enigma Zombie, trabajo que valió su doctorado e inspiró la película "La Serpiente y el Arco iris".
Wade Davis comenzó su investigación sobre los zombies en abril de 1982, las que se prolongaron durante varios años con la ayuda del Social Science and Humanities Research Council of Canada, la International Psychiatric Research Foundation, la Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research y la National Science Foundation.
No era la primera vez que se documentaba médicamente un caso de “zombificación”, pero las intenciones generalmente se ahogaban bajo calificativos como "tonterías de negros", "supercherías", "mitos populares", etc.
Si existía un certificado de defunción de un individuo que era hallado de pronto deambulando por las calles de Puerto Príncipe, se atribuía a una confusión, un fraude o un error médico. Todo el mundo sabe que no se puede regresar de la muerte.
Pero el científico fue capaz de reunir no sólo los historiales clínicos y certificados de defunción de dos “zoombies”: Clarvius Narcisse y Ti Femme, sino que además logró que sus respectivas familias y vecinos los reconocieran.
Casos
Clarvius Narcisse murió en 1962. Tras una sintomatología creciente, Narcisse ingresó en el hospital haitiano Albert Schweitzer, en Gonaives, un martes. Tenía nauseas, mareos, tos y respiraba con dificultad. Al día siguiente entró en agonía y poco después moría.
Su certificado de defunción está firmado por tres médicos de dicho hospital.El cadáver de Narcisse fue enterrado y, con el tiempo, olvidado. Sin embargo, en 1980, --18 años después de morir- Clarvius Narcisse apareció en su antigua casa vivito y coleando.
Excepcionalmente, para los casos de zombies, Narcisse conservaba una cierta lucidez y la capacidad de expresarse, y pudo explicar como había estado consciente durante todo el tiempo que duró su muerte y entierro.
Contó que había escuchado a los médicos certificar su defunción. Había sentido la sábana cayendo sobre su cara al considerarlo cadáver. Había oído a su hermana llorar sobre su ataúd. Incluso conservaba aún una herida en la cara provocada por un clavo que atravesó la tapa del féretro rasgando su rostro. Y después el terrible silencio y la oscuridad del cementerio.
Después, escuchó la voz del bokor (el brujo vudú) pronunciando su nombre. Fue desenterrado y salvajemente golpeado, y después conducido a una plantación en Ravine-Trompette, en el otro extremo del país. Tras la muerte de su amo, todos los zombies habían escapado vagando sin rumbo por la isla.
El caso de Francina Illeus (conocida por el apodo de Ti Femme) era similar. Aquejada de serios trastornos digestivos fue ingresada en el Hospital Saint Michel de l´Attalaye. Unos días después de recibir el alta, el 23 de febrero de 1976, fallecía en su casa, siendo expedido el certificado de defunción con esa fecha.
Años después su propia madre reconoció a Ti Femme, que estaba más viva que nunca, por una marca de nacimiento que tenía en la sien. La conmoción de esa reaparición motivó que se exhumase el cadáver para intentar resolver el misterio. El ataúd estaba lleno de piedras.
Qué subyace al misterio de los zombies
Davis y sus patrocinadores creían, acertadamente, que entre las fórmulas mágicas, los hechizos y sortilegios vudú, y los ungüentos y filtros de los brujos podía esconderse un secreto de extraordinarias posibilidades médicas.
Un excepcional anestésico capaz de limitar las constantes vitales del cuerpo hasta el límite de una muerte aparente, imposible de reconocer por ningún médico, y un antídoto que permitiese "revivir" al "muerto" en su tumba, provocándolo además una amnesia permanente y un estado alucinatorio constante, que lo convirtiese en un dócil, sumiso y obediente esclavo del bokor.
Tras establecer contacto con houngans y bokors (brujos vudú que podríamos traducir maniqueicamente como "magos blancos" y "magos negros", aunque tal diferenciación es absurda en el culto vudú) haitianos, Davis pudo acceder a algunos de los secretos del vudú, entre ellos el polvo zombie.
Lejos de ser producto de extraños sortilegios esotéricos, la zombificación es producto de una excepcional aplicación de la química natural por parte de los bokor. El polvo zombie es un compuesto elaborado a partir de un sin fin de productos de origen vegetal, animal y humano que, mezclados en su exacta proporción, producen el veneno más fascinante de la brujería afroamericana.
Extractos de plantas, huesos humanos, tarántulas, sapos venenosos, gusanos y otros ingredientes no menos pintorescos forman parte de ese polvo zombie cuyo principal elemento radica en tetradotoxina contenida en el pez-globo.
Éste es el veneno de origen animal más potente que existe. Conocido ya en Japón, el pez-globo es un exquisito manjar que los cocineros nipones consideran un auténtico plato de lujo. Pero precisamente la mortífera toxicidad de los ovarios de las hembras, que solo un chef experto sabe identificar, ha provocado numerosos casos de muerte por envenenamiento en restaurantes japoneses.
Los brujos haitianos aplican esta compleja pócima para esclavizar a personas. Muchos terminan en los vastos campos de plátanos, trabajando sin descanso, con la mirada perdida, sin recuerdos y sin vida. Un zombie.
lunes, 18 de mayo de 2009
Fenómeno Zombi: Una realidad en Haití
10:08:00 p.m.
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