domingo, 23 de mayo de 2010

Anciano enamorado hace cerrar un burdel

ROSARIO, 23 mayo 2010 (La Capital).- Una historia de amor entre un hombre de 70 años y una prostituta paraguaya de 22 dejó al desnudo un burdel ubicado en pleno centro de Bueno Aires. Tras el descubrimiento, el lugar fue cerrado por la Justicia Federal y un magistrado procesó y embargó a la administradora del local.

La insólita historia se originó cuando un hombre de 74 años denunció que una joven de 22, a la que visitaba cada diez días para mantener relaciones sexuales estaba en realidad secuestrada después de haber sido "vendida por sus padres". Ante ello, el juez federal Ariel Lijo dispuso medidas urgentes, entre ellas la intervención de la División Antisecuestros y el envío de un "agente encubierto" al prostíbulo para constatar la existencia de la joven.

Según denunció el anciano frecuentaba el prostíbulo situado en calle Maipú al 600 de la Capital Federal desde hacía un año tras conocerlo por un aviso en un diario que prometía jovencitas paraguayas en corsetería y lencería.

El septuagenario intimaba siempre con la misma joven, quien ya entrada en confianza le contó que había sido "vendida" por sus padres por 10.000 pesos. La historia sostenía que sus documentos estaban retenidos por los dueños del burdel, quienes la obligaban a ejercer la prostitución y no le permitían tener contacto con el exterior.
Desmentida

Tras el allanamiento al local el juez Lijo citó a declarar a la muchacha quien frente al estrado judicial reconoció que había inventado la historia y que en realidad ejercía por su propia voluntad y sin que nadie la obligara. Tanto había creído el anciano en la historia de la venta que había incluso solicitado un crédito para recomprar a la joven y devolverle la libertad.
Finalmente todo se aclaró, pero restaba resolver otra cuestión: la existencia de la "casa de citas". El juez Lijo procesó a la mujer que regenteaba el lugar por "administración encubierta del establecimiento donde se ejercía la prostitución", una figura que contempla penas de multa y, eventualmente, de prisión en caso de reincidencia. Además, la mujer sufrió un embargo de 15.000 pesos.