sábado, 26 de junio de 2010

Compró una cerveza y encontró un preservativo adentro de la botella

BUENOS AIRES, 26 junio 2010 (La Capital).- “¡No tomo más cerveza!”. A esa conclusión llegó Brian M. cuando vio a trasluz que una botella helada de la bebida contenía un preservativo ensobrado del que hasta se podía leer la marca: Tulipán. Sobrepuesto del asombro y la repugnancia, el joven reclamó ante Isenbeck (Zárate - Buenos Aires), pero a tres meses del insólito hecho recibió una negación como toda respuesta. Por lo pronto, ya hay una demanda por daños y perjuicio en puerta.
“La empresa no mostró voluntad para informarse sobre el hecho”, explicaron los abogados de Brian, Ignacio y Agustín Carbone. Además, dijeron que la botella nunca se abrió, hecho constatado ante escribana pública y que está en pleno trámite la medida de aseguramiento de prueba.
¿Se habrá escapado la tortuga al proceso automatizado de lavado y envase y una botella sorteó el circuito sin que nadie lo advirtiera? ¿Pudo haber sido obra de algún empleado infiel? El mecanismo que hizo que el preservativo terminara adentro de la botella por ahora es un misterio.
“No hay mucha jurisprudencia al respecto”, explicó Agustín Carbone. Y dijo que un caso similar ocurrió en Rusia en el año 2007. En esa ocasión, la persona que encontró el preservativo demandó a la empresa porque se sintió afectada. “El daño psicológico implica quedar con una aversión muy grande hacia cualquier bebida embotellada”, comentó el representante legal de Brian.

Sorpresa y media A media tarde de un día caluroso, Brian compró una cerveza en un maxiquiosco de la zona de San Martín y Uriburu.
La botella estaba helada y tenía sus paredes transpiradas, y al dejarla sobre la mesa, la luz directa que enviaba una ventana le permitió distinguir un objeto dentro del líquido.
El joven esperó que la botella se desempañara y la exploró sin abrirla. Develar el enigma lo dejó más helado que la bebida. Adentro, y por una de sus esquinas rotas, un sobre dejaba escapar un preservativo del que hasta se podía distinguir la marca.
“Brian nos consultó inmediatamente”, explicó Agustín Carbone, quien al ver la botella sumó su sorpresa a la crónica que hacía su cliente. “Intimamos a la empresa para que en un plazo de 30 días respondiera por la situación, pero sólo lo hicieron por carta, negando toda responsabilidad”, aseguró el apoderado del joven.
No abrir la botella fue el primer paso del reclamo que ahora se encuentra en la instancia de aseguramiento de prueba. “Para evitar que por alguna razón el envase se altere”, sostuvo Carbone y dijo que Isenbeck se limitó a negar que pudiera salir de la fábrica una cerveza en la situación descripta. El juzgado Civil y Comercial Nº 14 deberá develar el misterio.
Por insólito que parezca el hecho, no es el primero en tener difusión pública, en internet hay varias denuncias similares. l