domingo, 1 de agosto de 2010

Niño de siete años vende cuadros por 235 mil dólares

LONDRES, 1 julio 2010 (Agencias/El Diario de Mallorca).- Kieron Williamson es el nuevo "genio" de la pintura británica que ha logrado con su obra atraer a compradores de todo el mundo.

Acuarelas, pasteles y pinturas al óleo llenas de talento que surgen de las manos de un pequeño que cada día acude a la escuela primaria deseoso de aprender geografía y ciencia, dos de las materias en las que sobresale.

El niño prodigio, de siete años, vendió en tan sólo media hora por más de 20.000 euros su más reciente colección de pinturas, un total de 33 obras. La venta atrajo a los compradores de lugares tan lejanos como Arizona, Nueva York y Sudáfrica, además de multitud de ofertas realizadas a través del teléfono de todo el mundo con la esperanza de obtener un original.

Una pareja de Filadelfia acampó durante dos días en el exterior de la galería de Holt, en Norfolk, para asegurarse de no perder la apertura de la tercera exposición del pequeño, el pasado viernes.

Kieron, un niño normal al que apasiona el fútbol y las matemáticas, explica con naturalidad su "trabajo". "Normalmente pinto por la mañana y luego voy a la escuela, pero como ahora tengo vacaciones estoy pintando todo el tiempo".

Su inspiración, dice, está en lo cercano. "Me gustan los paisajes, los cielos de Norfolk, las colinas y montañas". Las delicadas y minuciosas imágenes de Kieron incluyen una pintura al óleo de la catedral de Norwich, un pastel de patos en un pantano y una acuarela de pescadores descargando sus capturas y muchas de sus pinturas paisajes función de Norfolk o escenas costeras. También hay cuadros de la ciudad de Temple en Holborn, Londres, e incluso una pintura de Hong Kong.

Según cuentan sus padres, Keith, de 44 años, un ex electricista que dejó la profesión tras sufrir un accidente, y Michelle, de 37, nutricionista, hasta hace dos años, el talento artístico de Kieron estaba limitado a colorear láminas, pero en unas vacaciones familiares en Cornualles, el niño quedó impactado ante la vista de los puertos y comenzó a pintar barcos en el agua.

La familia regresó a su hogar y el padre del pequeño pidió opinión a artistas locales y propietarios de galerías sobre el posible talento de su hijo: todos fueron unánimes en valorar la capacidad de Kieron para mezclar colores.

El menor, valoraron aquellos a quienes se les consultó, había asimilado en sus pinturas aspectos de la perspectiva de que muchos artistas jóvenes, pero ya adultos, eran incapaces de comprender.

Los padres decidieron entonces enviar al niño a clases semanales de pintura con un amigo de la familia. Tras esos primeros pasos, el verano pasado, a los seis años, realizó su primera exposición en la que figuraban de 19 cuadros. Vendió todos. En noviembre de 2009 tuvo lugar su segunda muestra y sucedió algo similar: en solo 14 minutos, 16 de sus pinturas tuvieron un nuevo propietario. Ahora pinta hasta seis cuadros a la semana y cerca de 700 personas se han inscrito en una lista de espera para obtener un original.

Fotos: www.theguardian.co.ok