PARÍS, 15 diciembre 2010 (BBC).- Científicos en Francia acaban de identificar una cabeza embalsamada como la del rey Enrique IV, quien fue asesinado en 1610 a los 57 años.
La cabeza se extravió luego de que los revolucionarios arrasaran con la capilla real en Saint Denis, cerca de París, en 1793.
Una vez que fue encontrada pasó de mano en mano entre coleccionistas privados, siempre bajo la presunción de que pertenecía a Enrique IV.
Ahora, un grupo de científicos de Hospital Universitario de Poincare, en la ciudad francesa de Garches, utilizó las más recientes técnicas forenses para tratar de identificar rasgos vistos en retratos del rey.
Una lesión cerca de la nariz, un lóbulo perforado y una cicatriz facial -de un intento de asesinato- estaban entre las señas particulares del monarca y fueron identificadas en la cabeza.
Asimismo, los métodos utilizados para embalsamarla cuadraban con la técnica usada en su momento, aseguran los científicos en un informe publicado por el British Medical Journal.
"Bien vale una misa"
No fue posible utilizar evidencia basada en el ADN para identificar la cabeza, debido que fue imposible encontrar una muestra que no estuviera contaminada.
"La cabeza humana tiene un color café claro, la boca abierta y los ojos parcialmente cerrados", explicaron los científicos dirigidos por el patólogo forense Philippe Charlier.
"Está en excelente estado, con todos los órganos internos y tejidos blandos bien conservados".
Enrique IV fue uno de los monarcas favoritos de los franceses.
Se convirtió al catolicismo para concluir las guerras de religión en su nación, declarando que "París bien vale una misa", aunque después fue asesinado por un católico fundamentalista.
El rey construyó el Pont Neuf y la Place des Vosges en París, dos sitios emblemáticos de la capital francesa.
Enrique IV fue el primero de un linaje de reyes borbones, que incluyó a su nieto Luis XIV, el Rey Sol.
Su cabeza será enterrada el año próximo en la basílica de Saint Denis, luego de una misa y un funeral.
Foto: La reconstrucción del rostro se hizo gracias a una tomografía computada tridimensional. (Revista BMJ) / Retrato de Enrique IV de Francia