CÓRDOBA, 4 diciembre 2010 (AFP).- Un niño de 12 años que acaba de terminar su escuela secundaria y seguirá estudiando dos carreras universitarias en la provincia argentina de Córdoba (centro) reclamó el miércoles que el sistema educativo contemple casos excepcionales como el suyo.
"El sistema educativo debería cambiar y permitir casos especiales como el mío. Al año y medio, ya leía y a los tres años, lo hacía fluídamente. Aprendí solo gracias a un programa de computación cuyo nombre no recuerdo ahora", contó Kouichi Julián Andrés Cruz.
El niño rendirá el sábado próximo un examen de ingreso en la licenciatura en Ciencias de la Computación en la Facultad de Astronomía, Física y Matemática y planea inscribirse en Ingeniería en Computación de la Facultad de Ciencias Exactas, ambas en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)."Me aburría mucho en el colegio. A las cosas las agarraba (entendía) muy rápido. Entonces, decidí no seguir perdiendo tiempo", dijo sobre la escuela media, de la que cursó tres años de manera regular, compartiendo los cursos con adolescentes varios años mayores, y otros tres años 'libres', pasando exámenes.
Kouichi, cuyo nombre es de origen japonés y fue elegido por sus padres, practicantes de la fe budista, admitió que la literatura no es su fuerte, pero en cambio "siempre, siempre me ha gustado la matemática, y todo lo que tenga que ver con ella: física, química y biología".
"Desde muy pequeño, se destacó por su memoria. No se le olvidaba nada", contó su padre, el médico Leopoldo Cruz, de 48 años.
Este niño, hijo único, aclara que "en el tiempo libre, prácticamente no leo. Juego, como un chico normal. No es que me paso todo el tiempo estudiando o cosas así".
"A los tres años, comenzó a jugar al tenis en una escuelita. Luego, entre los cuatro y los cinco, ganó algunos torneos al ajedrez. Jugó después al básquet y al rugby. A los siete empezó a aprender golf y, actualmente, juega al tenis y de vez en cuando al fútbol", detalló el padre.
Tiene 12 años y terminó el secundario con 9 de promedio
CÓRDOBA, 2 diciembre 2010 (El Clarín).- Ya se anotó en dos carreras universitarias. Kouichi Julián Andrés Cruz vive en Córdoba y egresará mañana. Habla cuatro idiomas y ahora quiere estudiar computación y matemática. Dice que quiso adelantar años porque en el colegio se aburría.
Me llamo Kouichi. Mi nombre es japonés y significa brillante único”, susurra con cierta timidez y firmeza ante Clarín. A su alrededor, sus compañeros de curso –unos 5 o 6 años más grandes– reniegan con los apuntes de cara a un recuperatorio. Pero en el diccionario de Kouichi Julián Andrés Cruz esa palabra parece no existir. Es que, con sólo 12 años, el niño ya egresó del colegio secundario IPEM 48, Presidente Roca; habla 4 idiomas y se está preparando para cursar dos carreras universitarias: Matemática y Computación.
La historia de Kouichi es tan singular como llamativa. Según cuentan sus papás, Rolando y Ana, “apenas empezó a gatear iba derecho a la computadora. Tenía unos pocos meses y la prendía y apagaba. Al año y en upa, ya sabía manejar el mouse”, recuerdan. Kouichi camina por la sala donde se realiza la entrevista y no suelta el celular ni un segundo. Sus pausas son para revisar la casilla de mails o para aconsejar a algunos de sus compañeros de sexto año.
El “niño-genio” –como lo apodaron sus amigos– ingresó en el colegio técnico provincial en 2008, donde en apenas doce meses aprobó libre primero y tercer año y cursó segundo. “El primer día de clases no me lo voy a olvidar más. Me sentía observado por los chicos, no podían creer que tuviera tanta facilidad para el estudio”, acota el pibe que nació en Neuquén y que llegó a Córdoba en el 2007. Palabra seguida, agrega: “ Me aburría muchísimo en el colegio . Lo que decía el profesor me quedaba en la cabeza y no me hacía falta repasar nada. Por eso decidí rendir libre varios años”.
En 2009 y con 11 años, cursó cuarto y rindió libre quinto. Paralelamente, estudió con una profesora particular alemán, y tomó clases de francés en una academia. “Inglés lo hablo desde chico, cuando tenía 4 iba a un jardín bilingüe y lo aprendí al toque”, aclara Kouichi, quien además dice “defenderse bastante” con el italiano.
Fanático del tenis y del unquillense David Nalbandian, Kouichi pasa sus ratos libres practicando deporte y yendo al cine con sus amigos. Cuenta que no ve casi nada de televisión, que lee poco y que su serie favorita es “The Big Ban Theory”. Además, lo apasionan Gaturro y Condorito.
Kouichi vive con sus abuelos y su tía, ya que sus padres trabajan y residen en España. Durante este año, aprobó holgado el sexto año y, unos días atrás, obtuvo 91 puntos sobre 100 en el primer parcial de ingreso a la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba.
“Me encantaría dirigir una empresa de software cuando sea grande”, proyecta a la vez que se define como “un apasionado por las matemáticas y la solución de los problemas”. Aunque, aclara, “no me paso todo el día frente a los libros como la mayoría piensa”.
Afuera del colegio, un sol pintado calienta la siesta cordobesa. El cansancio de un día agitado se le nota en los ojos. “Estoy agotado de los periodistas”, dice con total naturalidad y una risa que contagia. Mañana, Kouichi recibirá su diploma de egresado con apenas 12 años, pero él parece estar pensando en otra cosa: “Vamos mamá, tengo que estudiar para el segundo parcial de la facu”.
Fotos: Kouichi Julián Andrés Cruz (Agencias)La historia de Kouichi es tan singular como llamativa. Según cuentan sus papás, Rolando y Ana, “apenas empezó a gatear iba derecho a la computadora. Tenía unos pocos meses y la prendía y apagaba. Al año y en upa, ya sabía manejar el mouse”, recuerdan. Kouichi camina por la sala donde se realiza la entrevista y no suelta el celular ni un segundo. Sus pausas son para revisar la casilla de mails o para aconsejar a algunos de sus compañeros de sexto año.
El “niño-genio” –como lo apodaron sus amigos– ingresó en el colegio técnico provincial en 2008, donde en apenas doce meses aprobó libre primero y tercer año y cursó segundo. “El primer día de clases no me lo voy a olvidar más. Me sentía observado por los chicos, no podían creer que tuviera tanta facilidad para el estudio”, acota el pibe que nació en Neuquén y que llegó a Córdoba en el 2007. Palabra seguida, agrega: “ Me aburría muchísimo en el colegio . Lo que decía el profesor me quedaba en la cabeza y no me hacía falta repasar nada. Por eso decidí rendir libre varios años”.
En 2009 y con 11 años, cursó cuarto y rindió libre quinto. Paralelamente, estudió con una profesora particular alemán, y tomó clases de francés en una academia. “Inglés lo hablo desde chico, cuando tenía 4 iba a un jardín bilingüe y lo aprendí al toque”, aclara Kouichi, quien además dice “defenderse bastante” con el italiano.
Fanático del tenis y del unquillense David Nalbandian, Kouichi pasa sus ratos libres practicando deporte y yendo al cine con sus amigos. Cuenta que no ve casi nada de televisión, que lee poco y que su serie favorita es “The Big Ban Theory”. Además, lo apasionan Gaturro y Condorito.
Kouichi vive con sus abuelos y su tía, ya que sus padres trabajan y residen en España. Durante este año, aprobó holgado el sexto año y, unos días atrás, obtuvo 91 puntos sobre 100 en el primer parcial de ingreso a la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba.
“Me encantaría dirigir una empresa de software cuando sea grande”, proyecta a la vez que se define como “un apasionado por las matemáticas y la solución de los problemas”. Aunque, aclara, “no me paso todo el día frente a los libros como la mayoría piensa”.
Afuera del colegio, un sol pintado calienta la siesta cordobesa. El cansancio de un día agitado se le nota en los ojos. “Estoy agotado de los periodistas”, dice con total naturalidad y una risa que contagia. Mañana, Kouichi recibirá su diploma de egresado con apenas 12 años, pero él parece estar pensando en otra cosa: “Vamos mamá, tengo que estudiar para el segundo parcial de la facu”.