lunes, 27 de junio de 2011

Mónaco espera que Alberto y su novia conjuren la mala suerte de los Grimaldi

MONACO, 26 junio 2011 (AFP).— Mónaco espera que el enlace entre el príncipe Alberto y su novia, Charlene Wittstock, sea un acontecimiento feliz en la familia reinante, los Grimaldi, cuya historia ha estado marcada por muertes trágicas, escándalos y matrimonios fracasados.
Tras la dramática muerte de la princesa Grace -una leyenda de Hollywood que se convirtió en la princesa más bella del siglo XX-, el 14 de septiembre de 1982, las luces de los reflectores han seguido constantemente a sus tres hijos, y las informaciones no han aportado alegría al Principado.
Por eso los monegascos sueñan con que el matrimonio del príncipe Alberto II, segundo hijo del príncipe Rainiero y la princesa Grace, con la ex campeona de natación olímpica sudafricana sepultará por fin lo que algunos han llamado "la maldición de los Grimaldi".
Y es que la saga de la familia Grimaldi -una de las familias reales más longevas- ha dado lugar a ríos de tinta, y la prensa del corazón ha cubierto cada drama, cada noviazgo, cada escándalo protagonizado por sus miembros.
El momento más trágico de esta saga ha sido la muerte en un accidente automovilístico de la princesa Grace, cuya boda con el príncipe Rainiero el 19 de abril de 1956 hizo soñar al mundo entero, que siguió también con ilusión los primeros pasos de los tres hijos de la pareja real: Carolina, Alberto y Estefanía.
Rainiero, que tras su coronación en 1949 había convertido Mónaco en una empresa exitosa, con casinos y negocios financieros, permaneció solo hasta su muerte, en abril de 1995.
La hija mayor, Carolina, nacida en 1957, se casó en 1978 con el francés Philippe Junot, un matrimonio que duró sólo dos años, y que fue anulado después por el Vaticano.
En 1984, la princesa se casó con el industrial italiano Stefano Casiragui, con quien tuvo tres hijos. Pero Casiragui se mató en 1990 en el mar Mediterráneo, en una competición naútica. La imagen de una joven viuda, cubierta con una mantilla negra y sostenida por su padre conmovió al mundo.
En enero de 1999, Carolina contrajo matrimonio civil con el príncipe Ernst August de Hanover, un divorciado alemán miembro de una rancia dinastía europea. Pero doce años más tarde, la princesa, que tuvo una hija con él, regresó a vivir a Mónaco.
La agitada vida sentimental de su hermana, Estefanía, nacida en 1965, chocó con las normas y tradiciones del Principado, donde el catolicismo es religión de Estado. Estefanía se ha casado y divorciado dos veces, una de ellas con el acróbata y domador de circo portugués Adans Lopez Peres, de quien se divorció al año de contraer matrimonio.
La imagen de Estefanía, que ha tenido amoríos con miembros del jet set internacional y que convirtió a su guardaespaldas en su primer esposo, ha estado siempre asociada al escándalo, lo que le ganó el calificativo de "princesa rebelde".
Tras la muerte de Rainiero en abril de 2005, Alberto II se convirtió en el Soberano, provocando inmediatamente un escándalo al revelarse que tenía dos hijos fuera de matrimonio.
Alberto, que solía aparecer en la prensa acompañado de modelos y actrices, reconoció que tuvo en 2003 un hijo con una ex azafata originaria de Togo y en 1992 una hija con una camarera que en 1991 pasaba sus vacaciones en Mónaco con su marido.
Por eso el anuncio de la boda despertó en los monegascos esperanzas de vivir por fin una historia de amor que aporte estabilidad y optimismo al Principado.
Bailes palaciegos, banquetes, espectáculos de luz y sonido, conciertos de los Eagles y Jean Michel Jarre, fiestas populares: el Palacio de Mónaco, que cumplió 700 años de historia en 1997, no ha escatimado esfuerzos, organizando tres días de festejos para celebrar esa boda que quieren creer será un cuento de hadas.
Fotos: Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock / El príncipe Rainiero y Grace Kelly en día de su boda / Carlona de Mónaco / Estefanía de Mónaco


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