viernes, 1 de julio de 2011

Alberto y Charlene: Detalles de la boda civil

MONACO, 1 julio 2011 (AFP).— El rico principado de Mónaco respiró aliviado este viernes tras el matrimonio civil de Alberto II con la sudafricana Charlene Wittstock, que puso fin a la incertidumbre desatada por rumores de una crisis en la pareja.
El heredero de una dinastía que reina desde hace más de 700 años y la ex campeona de natación sudafricana se dieron el sí en una breve ceremonia en la Sala del Trono del medieval Palacio de Mónaco.
Vestida con un traje azul cielo, el color de sus ojos, la sirena rubia y alta de 33 años recibió el título de Alteza Serenísima princesa de Mónaco, tras su boda civil con Alberto, 20 años mayor que ella y jefe del segundo Estado más pequeño del planeta.
"Los declaro marido y mujer", declaró a la pareja Philippe Narmino, presidente del Consejo de Estado y director de servicios judiciales de Mónaco, que ofició la ceremonia, a la que asistieron las hermanas del príncipe, Carolina y Estefanía y sus hijos, y la familia de Wittstock.
El príncipe y la ahora princesa, cuyo vestido fue diseñado por ella misma, pusieron su firma bajo el libro de actas de matrimonio, y se dieron un brevísimo beso.
El matrimonio civil, que duró escasos 15 minutos, despejó el suspenso que pesaba sobre Mónaco tras los reportes de prensa revelando que hace unos días Wittstock estaba decidida a suspender todos los preparativos de la boda y tomar un vuelo "sin retorno" rumbo a Sudáfrica, a raíz de "revelaciones" sobre Alberto.
La pareja salió luego al balcón del Palacio, a saludar a varios miles de monegascos que habían sido invitados a ser testigos del enlace civil y que siguieron la ceremonia en grandes pantallas instaladas en la plaza del Palacio.
Agitando banderas rojo y blanco, los colores de Mónaco, los monegascos, que insisten por lo bajo que lo que les interesa es "un bonito bebé gateando en el Palacio", lanzaron vivas cuando los príncipes se dieron un beso, cariñoso pero no apasionado.
"Llevamos años esperando que el príncipe se case y nos de por fin un heredero", dijo a la AFP Raymonde, una monegasca de 81 años, que admitió que Alberto, que ha tenido dos hijos fuera de matrimonio, es "un mujeriego". Y "Charlene lo sabe bien", dijo la joven anciana, que regresaba de nadar en una gran piscina cerca de su residencia.
Tras la boda civil, Alberto y la princesa de Grimaldi se unieron luego con sus súbditos en la plaza del palacio, para degustar una comida al aire libre, donde se ofrecieron platos sudafricanos, en honor al país de la novia, y también exquisiteces mediterráneas.
El músico Jean Michel Jarre ofrecerá un concierto el viernes por la noche, al que se prevé asistirán más de 100.000 espectadores.
La ceremonia religiosa tendrá lugar el sábado a las cinco de la tarde, no en la catedral donde se casaron los padres de Alberto, Raniero y Grace Kelly, sino al aire libre, en el patio de honor del palacio.
En la medianoche del sábado, un espectáculo de fuegos artificiales concluirá los tres días de festejos de este matrimonio del que depende el futuro del pequeño Estado, un paraíso fiscal que atrae a grandes fortunas y celebridades del deporte y la moda.
El principado, que no se salvó de la crisis financiera mundial, espera que la boda de Alberto y la ahora princesa Charlene Grimaldi ayude a reactivar su decaída economía y a redorar el blasón e imagen del enclave de dos kilómetros cuadrados y 35.000 residentes, que afronta la competencia de otros países en la lucha por atraer a las grandes fortunas.
El turismo, que retrocedió un 9% en 2009, antes de recuperarse un 6% en 2010, espera también beneficiarse de este acontecimiento feliz en Mónaco, cuya familia reinante, los Grimaldi, ha conocido una secuela de dramas y tragedias.
Los hoteles están llenos (2.700 cuartos, en hoteles de los cuales 90% tienen cuatro estrellas), y en las engalanadas calles de Mónaco se ven a miles de turistas, atraídos por los festejos organizados en ocasión del enlace.
Los museos y estacionamientos son gratis durante los tres días de celebraciones, e incluso se ofrecen ensayos gratis de un automóvil de carrera así como una "tarifa especial" (50 euros) para un vuelo en helicóptero.
"La boda fortalecerá el impulso que le hace falta a Mónaco", estimó en vísperas del enlace el director de Turismo del principado, que recordó cómo el matrimonio de cuento de hadas del príncipe Rainiero y Grace Kelly, en 1956, transmitió una dosis de magia y optimismo que se contagió a la economía.



Fotos: Los ahora esposos en el balcón del Palacio de Mónaco (Agencias)

El único error de Charlène en el día de su boda civil con Alberto de Mónaco
MONACO, 1 julio 2011 (Hechos de Hoy).Por primera vez tras la muerte de la princesa Gracia en accidente de coche ocurrido en 1982, Mónaco vuelve a tener una primera dama oficial. El príncipe Alberto de Mónaco y su novia sudafricana Charlène Wittsock se unieron este viernes en una ceremonia civil celebrada en la sala del trono del palacio Grimaldi de Mónaco ante la presencia de 90 invitados entre familiares y representantes del Principado.
A la pregunta planteada por el oficiante del matrimonio civil, Philippe Narmino, sobre el consentimiento en convertirse en marido y mujer, ambos contestaron, primero ella y después él, por ser el soberano, con un "oui" que fue celebrado en la calle, ante las pantallas gigantes, con aplausos y vivas. Los testigos fueron por parte de Alberto, su primo Christopher Levine, hijo de una hermana de Grace Kelly, y por parte de ella Donatella Knecht de Massy, prima también de Alberto, que se ha convertido en la gran amiga y confidente de Charlène desde que vive en Montecarlo, tan lejos de su Sudáfrica natal.

Y tras la ceremonia, minutos antes de las seis de la tarde, Alberto y Charlène saludaron a sus súbditos desde la ventana del salón de los espejos mientras los políticos abandonaban el palacio. No hubo beso al uso, más bien un "piquito", pero muy aplaudido entre la novia de 33 años y el novio de 53. Se abrieron también otras ventanas desde las que se pudo observar a los familiares de los príncipes, sobre todo a Carolina de Mónaco tocada con un sombrero no demasiado favorecedor. Suena el himno nacional, tocado por una banda de carabineros en el patio del palacio. Alberto canta a pleno pulmón, Charlène, que todavía no se ha soltado demasiado con el francés, disimula y hace lo que puede. Por segunda vez en pocos días se nota que todavía no se lo sabe. Alguien debería de haber puesto remedio a este error garrafal.

Después, los recién casados escucharon el Himno a Charlène, compuesto especialmente con motivo del enlace, y que fue muy aplaudido. Tampoco faltaron los gritos de ¡Vivan los novios" por parte de los monegascos y que fueron recibidos con una sonrisa por parte de los homenajeados.

Charlène y Alberto han decidido celebrar su boda civil con todos los monegascos, unos 7.500, invitados a champán -200 botellas fueron robadas hace unos días- y un bufé en el que se degustan aperitivos típicos sudafricanos además de mediterráneos. Es el momento de relajarse un poco. A Charlène se la nota por fin algo menos tensa. Sus súbditos pueden ver por fin de cerca el diseño de Chanel de chiffon color turquesa con una chaqueta a juego de las que, con un poco de mala intención, recuerdan al "modelo único" de Angela Merkel.

Carolina de Mónaco y su hija Carlota también se vistieron de Chanel. La hermana del novio optó por un azul intenso de manga corta y una gran pamela "campestre" no demasiado afortunada. Por su parte, Estefanía, que fue quien más se emocionó durante la ceremonia que por cierto fue bilingüe, lució un traje morado con chaqueta de encaje de manga corta que chocaba por su elegancia con el traje mucho más veraniego y desenfadado de Carolina.

Ya entrada la noche, tampoco faltará la música, a cargo de Jean Michel Jarre, un espectáculo del que ya informó Hechos de Hoy, de luz y sonido que se celebrará en el puerto y del que disfrutarán también los principes y princesas que llegaron a lo largo del viernes como Mary y Federico de Dinamarca, Victoria y Daniel de Suecia y Mette-Marit y Haakon de Noruega.


Fotos: Saludos desde el balcón del Palacio de Mónaco, las hermanas del novio, Carolina y Estefanía (Agencias)
Ver notas relacionadas publicadas en Wicked Magazine.