BUENOS AIRES, 18 septiembre 2011 (El Clarín).- La fantasía de realizar una práctica sexual que incluya a tres protagonistas en la acción se ha transformado en una práctica carnal que suma adeptos en la ciudad, tal como afirman sexólogos, observadores del fenómeno y organizadores de eventos “hot” en las que los tríos conforman una más de las propuestas promocionadas en Internet. En realidad, el “mercado” de la especialidad incluye las ofertas de reuniones organizadas y hasta con calendario establecido con la antelación necesaria, hasta la convocatoria de parte de personas -ya sean hombres o mujeres- y parejas para consumar un encuentro sexual que incluya a un tercero.
Si bien el incremento de las manifestaciones a favor de esta tendencia entendida también como la antesala de la conducta swinger se aprecia en el sector etario que siempre estuvo ligado a estas inclinaciones, uno de los aspectos llamativos de la tendencia es que también ha ganado lugar entre los muy jóvenes, aunque en ese caso la interpretación del intercambio no es la misma que rige para los adultos.
Daniel Braccamonte, periodista especializado en temas sexuales y editor de la publicación Entre Nos, subrayó que la estructura “más habitual” de los tríos es la que reúne en un mismo cuarto “a una pareja y un hombre”. La otra opción, la de una pareja y un hombre apunta, al igual que la anterior, “a satisfacer fantasías” en torno a un tercero en discordia pero en el caso de la dualidad femenina en la acción, también persigue el efecto de “plasmar la idea de juego erótico” entre personas del mismo género.
No hay 2 sin 3
Braccamonte puso en claro que la mayoría de los contactos que se establecen en los tríos “están alejados de la finalidad de lucro” y remarcó que “del cien por cien de los encuentros de tres que se llevan a cabo, apenas el 6 por ciento recurre a un tercero al que se le paga”. Sin embargo, el especialista hizo hincapié en que del total de los que “contratan” a un tercero, “el 12 por ciento de las parejas incluyen travestis” con lo cual el encuentro adquiere “características de bisexualidad”. El precio de un tercero rentado gira en torno a las tarifas aplicadas por los taxi boys o escorts, en una modalidad también explotada como “gancho” desde la vereda de la prostitución.
Además de la mayor presencia de la modalidad en los últimos años, observadores como Braccamonte dan cuenta que el fenómeno ahora incorporó a chicos muy jóvenes. “El trío, que después del intercambio de parejas es la práctica de sexo grupal más extendida -afirmó- excede a las parejas adultas y hoy es bastante común ver que se ejercita entre los muy jóvenes”.
A criterio de Braccamonte los chicos no toman al trío con el mismo concepto de las parejas adultas sino que lo entienden como “un juego sexual” que añade la predisposición de chicas a recargar erotismo con el contacto entre ellas. “Por lo general -ejemplificó- prevalece el encuentro entre un chico y dos amiguitas”.
Las reglas no escritas del trío establecen que las prácticas de a tres no deben dar lugar a contactos repetidos entre los mismos protagonistas, esto con el propósito de evitar eventuales complicaciones. En los eventos organizados esas derivaciones prácticamente no existen, aunque sí se conocen unos pocos casos de los encuentros concertados desde lo individual en los que la experiencia compartida dio lugar a malinterpretaciones de algunos de los actores, cuya derivación fueron situaciones de presión sobre uno de los compañeros de aventura sexual.
Fotografía africapresse.com