lunes, 5 de septiembre de 2011

La Universidad de Zaragoza instala inhibidores de frecuencia para evitar que los alumnos copien


ZARAGOZA, 5 septiembre 2011 (Heraldo).- La Universidad de Zaragoza (UZ) se ha propuesto acabar con los tramposos. A partir de este mes de septiembre, el centro académico estrenará varios inhibidores de frecuencia con el objetivo de capar la utilidad de algunos sofisticados métodos utilizados por los alumnos para copiar durante los exámenes.


La tradicional chuleta de papel ha dejado paso a otras técnicas, que se apoyan en las nuevas tecnologías para eludir la vigilancia del profesorado. Móviles y pinganillos son los mejores aliados para aquellos que quieren aprobar sin estudiar la asignatura en cuestión.

“Es muy sencillo, solo hay que usar el chat con alguien que está fuera y te dice las respuestas”, reconoce una alumna de Trabajo Social. Por ello, la universidad prohíbe el acceso a las aulas con teléfono móvil durante los exámenes. Pero el control visual por parte de los profesores no llega a todos los rincones, y mucho menos, a apreciar aparatos tan pequeños como los denominados pinganillos, que quedan ocultos en la oreja.

Para evitar este tipo de situaciones, varias universidades españolas vienen apostando últimamente por los inhibidores de frecuencia, que anulan las ondas emitidas por los aparatos de transmisión móvil. Su precio puede oscilar entre 300 y 3.000 euros, en función de sus características.

En Zaragoza, la primera facultad en probarlos será la de Derecho, donde se habían recibido quejas por parte de estudiantes ante la facilidad que tenían algunos compañeros a la hora de hacer trampas en las pruebas escritas.

Pero no será la única. Según explica el vicerector de Estudiantes y Empleo de la UZ, Fernando Zulaica, se van a probar este año en diferentes edificios “para detectar a aquellos que van contra las normas”.

Diferentes formas de luchar contra los copiones

En todo caso, Zulaica asegura que se trata de “un método de disuasión”, y recuerda que el centro académico cuenta con otro tipo de fórmulas para evitar que los alumnos hagan trampas.

“Cada vez se prima menos en los exámenes los conocimientos puramente memorísticos”, señala. “Ahora, además de que se apuesta más por una evaluación continua durante el curso, en las pruebas se les pide que relacionen conceptos, o que resuelvan casos prácticos”, lo que dificulta la acción de los copiones.

En otros centros del país, como en la Universidad de Burgos, se ha apostado también por los inhibidores de frecuencia. Pero existen casos más radicales, como los que se dan en algunas universidades del norte de Europa donde, para hacer los exámenes, se utiliza un edificio equipado específicamente para tal efecto. El acceso de los alumnos a sus aulas, por ejemplo, incluye el paso por un arco detector. Un extremo que Zulaica califica como “excesivo”.

Foto: Facultad de Derecho (Tomada de heraldo.es)


La Universidad de Zaragoza estrena un aparato para descubrir a los 'copiones'

ZARAGOZA, 5 septiembre 2011 (El Periódico de Aragón).- A partir de ahora, copiar en un examen utilizando un móvil o cualquier otro aparato electrónico será algo más difícil. La Universidad de Zaragoza ha estrenado en los exámenes de septiembre un dispositivo encargado de detectar a alumnos con intención de hacer trampa en una prueba de evaluación. De hecho, la institución académica aseguró ayer que ya se han producido casos --"muy pocos"-- de universitarios delatados por este mecanismo, que pretende acabar con la picaresca.

Los teléfonos móviles no están prohibidos en los exámenes, pero sí deben estar apagados antes del inicio de la prueba. Sin embargo, es habitual que los alumnos no lleven consigo el aparato y muchos profesores les invitan a dejarlo sobre su mesa o en la tarima correspondiente. A pesar de que no es obligatorio hacerlo, la universidad estima en un "99%" el alumnado que cumple con lo acordado y que, o bien no lleva consigo el móvil o lo deposita lejos de su pupitre.

Así, el campus dispone ya de un mecanismo visual instalado en las aulas que detecta cualquier celular encendido en clase. "Siempre hay alguno que intenta copiar utilizando un smartphone, un pinganillo o cualquier otra vía que le permita sacar partido de la tecnología cargando páginas de texto o consultar internet, pero esa transgresión será ahora un poco más complicada", advirtieron desde la universidad.

La medida adoptada por el Rectorado no encuentra una oposición frontal en los alumnos, aunque el presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Gadea, que confesó desconocer la iniciativa del Rectorado, la calificó como "algo exagerada". "No estamos de acuerdo con los que hacen trampas aunque lo normal es que no se copie y eso es lo que hacen la mayoría de los alumnos que normalmente apagan el móvil, por respeto, y por no dar pie a que te suspendan".

SUSPENSO El nuevo reglamento de evaluación de la Universidad de Zaragoza, estrenado el curso pasado, impone que los alumnos que sean sorprendidos copiando o utilizando algún aparato para conocer las respuestas de un examen pueden ser expulsados inmediatamente de clase y suspenden la convocatoria. Incluso, los profesores están habilitados para adoptar esta medida si dos alumnos hablan entre ellos. La normativa incluye una postura general para todos los centros, que hasta ahora no tenían instrucciones para aplicar el reglamento para que copiar no quedara impune.

En los casos que no sean resueltos por el profesor, se remite a la comisión de docencia del centro. Y si tampoco hay solución en esta instancia, la propia facultad remite el caso al Rectorado, que, a través de un juez instructor, abre un expediente informativo con la posibilidad de acometer otro sancionador. En todo caso, desde la universidad se mostraron confiados en que el conocimiento de la medida contribuya a reducir al máximo el número de alumnos que intentan copiar, al menos a través de esta modalidad.