martes, 18 de octubre de 2011

Vivir en iglesias y oficinas, una solución de lujo en época de crisis

LONDRES, 18 octubre 2011 (AFP).- Cuando Andrew Fairclough, músico, vuelve a casa, abre la puerta de una pequeña iglesia del siglo XIX. Sus discos de vinilo, sus teclados, su cama y hasta su mesa de ping pong han encontrado naturalmente su lugar en la nave de grandes ventanales.
Andrew vive en esta iglesia desafectada pero acogedora del área metropolitana de Londres que su propietario, la Iglesia Reformada Unida, quiere proteger de los ocupantes ilegales.

Paga 310 libras (425 dólares, 310 euros) de alquiler al mes, un 'chollo' para esta capital, donde a mucha gente se le va la mitad del salario en un alquiler promedio.

"Económicamente es fantástico. Vives en un espacio increíble por muy poco dinero. Cuando oí hablar de esto por primera vez, pensé que era demasiado bonito para ser verdad", explica Andrew, de 41 años, cómodamente instalado en su sofá de color crudo, al pie del viejo órgano de la iglesia.

El principio es sencillo. Numerosos edificios en Londres están desocupados antes de venderse o reformarse. Para evitar a los 'ocupas' y no tener que gastarse una fortuna en seguridad, sus propietarios se los confían a agencias especializadas para que los alquilen temporalmente a particulares.

Con su presencia, los llamados 'guardianes' "brindan una seguridad eficazmente barata", explica Doug Edwards, de la agencia Ad Hoc, que cobra menos de 200 libras semanales a los propietarios por este servicio. "En contrapartida, los guardianes tienen una vivienda muy barata" en barrios a menudo inasequibles para sus bolsillos.

Como el apartamento de 300 metros cuadrados que domina Green Park, a escasos minutos del palacio de Buckingham, que se alquila por 200 libras semanales.

O el piso de King's Road, en el elegante barrio de Chelsea. "El 'guardián' tenía a dos jugadores del Chelsea por vecinos y pagaba 260 libras mensuales", explicó Edwards.

El inconveniente, el 'guardián' puede ser obligado a abandonar su lugar de residencia en un plazo de dos semanas. En un año, Daniel, basurero y escritor, se ha mudado cuatro veces. Una situación que a pesar de todo le conviene. "He vivido en Hampstead", un elegante barrio del norte de Londres, "y ahora vivo en Warren Street", en el centro de la capital. "Son dos barrios muy agradables para explorar", explica sentado en su habitación de 40 metros cuadrados iluminada por fluorescentes, vestigios de la época en que su inmenso apartamento se utilizaba como oficina.

Daniel, de 26 años, tiene que compartir las dos duchas del edificio con otros 11 'guardianes', "pero pago 60 libras por semana, no hay nada que decir".

Para hacerse 'guardián', hay que reunir varios criterios: cobrar un salario regular, no tener hijos o animales, y comprometerse a no organizar fiestas. Su papel consiste simplemente en señalar cualquier daño. En consecuencia, las agencias tienen listas de espera de varios cientos de personas.

Arthur Duke, de la agencia Live-in-Guardians, ha notado un incremento del número de candidatos en los tres últimos meses, un fenómeno que atribuye en parte a la crisis. "Tenemos médicos, enfermeras, bomberos, artistas, ejecutivos de la City", enumera. Para la mayoría, "el objetivo es ahorrar" para pagar la primera entrada de la compra de un apartamento, precisó.

Casi todos los edificios vacíos pueden utilizarse, con una reforma mínima como instalar duchas, estima. Cientos de oficinas, escuelas, iglesias o incluso piscinas y asilos son así transformados temporalmente en vivienda, lo que a veces provoca situaciones rocambolescas.

"Hay gente que me toma por el párroco", explica Andrew. "Una vez vino una persona a pedirme consejo espiritual. Aunque inicialmente estuve tentado de seguirle el juego, me retuve y le indiqué la iglesia más cercana", agrega con una carcajada, amplificado por la acústica del templo.

El 'guardián' Daniel muestra su piso, una propiedad comercial del centro de Londres, el 5 de octubre de 2011. El inconveniente, el 'guardián' puede ser obligado a abandonar su lugar de residencia en un plazo de dos semanas. En un año, Daniel, basurero y e