SANTIAGO, 26 diciembre 2011 (Notimex).- El embajador de México en Chile, Mario Leal, tiene un Audi A-6 con chofer y placas diplomáticas para sus desplazamientos oficiales por las amplias y transitadas avenidas de Santiago, pero él optó por dejarlo estacionado y usar su bicicleta.
Fue una mezcla de pragmatismo, conciencia ecológica y gusto por la vida saludable lo que condujo a este diplomático de 59 años de edad a dejar el automóvil como un medio de movilización excepcional y a privilegiar su bicicleta Turbo XCR para llegar a sus compromisos.
Uno puede verlo pedalear todas las mañanas, con traje, corbata y su casco y guantes de ciclista, a través del amplio camellón de la Avenida Américo Vespucio, en el sector oriente de esta capital, que lo lleva de su residencia a la Embajada de México.
“A la mayoría de mis compromisos diplomáticos, que son por este rumbo (en las comunas de Las Condes, Vitacura y Providencia) me voy en bicicleta; así visito otras embajadas y las residencias de mis colegas”, afirma el embajador mexicano.
Leal es un ingeniero mecánico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), tiene un posgrado en Alemania, fue fundador y director de una empresa metalmecánica en San Luis Potosí y en 1987 ingresó al entonces opositor Partido Acción Nacional (PAN).
Al ahora embajador, ex diputado federal y ex alcalde de San Luis Potosí por el PAN, siempre le ha gustado mantenerse en forma, trotar y andar en bicicleta, por lo cual su decisión de minimizar el uso del automóvil le viene bien con su estilo de vida.
A los pocos meses de llegar a Santiago en 2008 lo sorprendió un embotellamiento en el corto trayecto de su residencia a la Embajada a través de la avenida Américo Vespucio, y tardó 45 minutos en llegar a su oficina, cuando el recorrido a pie se puede hacer en unos 15.
“Ahí pensé que era absurdo seguir usando el automóvil y entonces decidí utilizar la bicicleta de uno de mis hijos que se fue a estudiar a Alemania. Ahora es el medio de transporte que más uso”, señala.
En los hoteles de lujo del sector oriente de Santiago, cuyos salones son sede de diversas reuniones, ya conocen a este diplomático en bicicleta que al principio sorprendía a los guardias al llegar muy trajeado, pero pedaleando, a los eventos más elegantes.
“Seguramente hay a quien le fascine andar en un Mercedes, pero para mí es un vehículo como cualquier otro, para mí lo importante no es en qué te muevas sino que lo hagas de manera eficiente y segura, y aquí es muy seguro; no en cualquier lugar se puede hacer”, indica.
Dice que sus colegas diplomáticos ya le conocen esa característica y hasta le han propuesto formar un grupo de diplomáticos para promover el transporte no contaminante en esa ciudad, que cuenta con una moderna pero saturada infraestructura vial.
Leal ya le tomó el gusto a la bicicleta y piensa que le ha ahorrado a esta ciudad millones en emisiones contaminantes debido a la gasolina que ha dejado de consumir en su Audi.
“Es muy práctico andar en bicicleta, uno llega mucho más rápido a todas partes y estoy seguro que mi huella de carbono se redujo considerablemente. Estoy haciendo mi parte de protección ambiental y me siento tranquilo en ese sentido”, sostiene.
Al único sitio de Santiago al que se ha resistido a trasladarse en bicicleta es al presidencial Palacio de La Moneda, ya que “llegaría muy maltrecha mi ropa y muy sudado en esta época (de verano austral), y así cómo voy a ver al presidente (Sebastián Piñera)”.