BANGKOK, 26 diciembre 2011 (EFE).- El aumento del número de millonarios en Tailandia y el deseo de muchos de exhibir su riqueza se refleja en la creciente flota de bólidos y limusinas que se disputan un hueco en las caóticas calles de la apelmazada Bangkok.
Esta exhibición de coches de lujo surge cuando no han pasado tres décadas desde que el parque móvil tailandés era una amalgama de coches de segunda mano importados, vagonetas desvencijadas y motos de pequeña cilindrada.
"El número de las ventas de coches de lujo se ha disparado en los últimos años", asegura a Efe Jiraroj Sanuporn, el director de un concesionario de vehículos de las marcas Porche, Jaguar y Bentley, en Bangkok.
Las camionetas de carga de fabricación japonesa, que fueron las reinas de las calles capitalinas, han sido gradualmente desplazadas por los coches europeos y nipones de colores relucientes y asientos de cuero.
Los negocios inmobiliarios, el turismo y la potente industria dedicada a la exportación de productos, unidas a ciertas medidas proteccionistas, han hecho que afloren cada vez más millonarios tailandeses.
"Nueve de cada diez vehículos que vendemos nos los encargan clientes tailandeses", explica Jiraroj apoyado en un flamante Porsche 911 GT con una placa que dice: "vendido".
Según los datos que manejan diversas instituciones económicas, en Tailandia hay cerca de 600 personas 'ultra ricas', calificación que se da a las que tienen bienes por valor de más de 30 millones de dólares, una suma relativamente alta en este país en el que la renta 'per cápita' es de unos 8.000 dólares.
En conjunto, este grupo de millonarios disponen de bienes valorados en 95.000 millones de dólares, una cantidad que representa casi el 20 por ciento del presupuesto del Estado.
El auge de las economías asiáticas y la crisis en las europeas ha llevado a las marcas de vehículos de lujo, tales como Ferrari, Lamborgini o Maserati, a buscar nuevos clientes en los mercados de los países del sudeste de Asia.
Esto a pesar de los altos impuestos que, por ejemplo, Tailandia impone a la importaciones de bienes de lujo y que eleva el precio final del coche en más de un 300 por ciento, y la tramitación alegal para la importación de vehículos de segunda mano de lujo, conocida en el país como la del "mercado gris".
"Muchos autos son importados del Reino Unido (en ambos países se conduce por el carril izquierdo de la carretera) como si fueran de segunda mano para pagar menos impuestos o incluso se desmontan y se traen por piezas para ensamblarlos en Tailandia", comenta a Efe Memynkorn Chiarakulnimir, responsable de mercadotecnia de Empire Motor, importador de coches de la firma Maserati.
La diferencia entre el precio de compra de un vehículo de lujo importado por un concesionario oficial y el mismo automóvil adquirido en el "mercado gris" puede alcanzar un ahorro del 40 por ciento del precio final, según los vendedores.
Además del precio, "la principal diferencia entre ambos mercados es el servicio que se le ofrece al cliente, mientras el oficial te asegura la reparación de cualquier desperfecto con piezas oficiales, el comprado en el "mercado gris" muchas veces no se responsabiliza de nada", explica Memynkorn.
Los responsables de la firma italiana en Bangkok comentan que el parqué automovilístico en Tailandia estaría dividido casi a la mitad entre ambos mercados.
"Con la carrocería de un escarabajo, pueden simular el diseño de un Porche 911 a un precio muy inferior al original", comenta asombrada la responsable de la marca Maserati.