sábado, 17 de marzo de 2012

Atrapa a un ‘leprechaun’

MADRID, 17 marzo 2012 (ABC).- El oro y los tesoros escondidos en tierras irlandesas están custodiados por estos diminutos seres mitológicos, lo suficientemente ingeniosos como para no dejarse atrapar.
Antes, mucho antes de la llegada de los celtas, Irlanda estaba habitada por una suerte de seres mitológicos de lo más variopintos. Dentro de la extensa fauna de hadas, gnomos y otras criaturas fantásticas estaban los ‘leprechaun’, unos hombrecillos diminutos, con el pelo y la barba anaranjados, vestidos de verde, con sombrero de copa alta y zapatos negros con hebillas gruesas. Es una imagen muy típica en las fiestas de San Patricio -17 de marzo- así como uno de los iconos más destacados del folklore irlandés.
Estos enanos o duendecillos dedican la mayor parte de su tiempo a fabricar zapatos, por lo que a veces cambian su atuendo por el delantal blanco de artesano y utilizan su pequeño martillo para fabricar calzado diminuto, del tamaño de un pie de hada, apto para todas estas criaturas que secretamente pueblan las tierras irlandesas.
No son famosos por sus buenas relaciones con el resto de seres fantásticos –por lo general, a las hadas solo le hacen un único zapato, no el par completo- ni tampoco por su simpatía hacia los humanos. Los leprechaun custodian grandes riquezas que se encuentran escondidas y guardan con recelo estos tesoros. Como la mayoría de los duendes, son un poco travieso, si bien se dice de ellos que, a pesar de su pequeño tamaño, albergan un gran corazón.
Con todo, la mayor riqueza de los leprechaun no es el oro que esconden, sino la alegría con la que viven. Probablemente éste es el motivo de que no les guste ser capturados por los humanos, que solo buscan su oro, y tengan cientos de estrategias para escabullirse cuando están a punto de ser atrapados.
Una de las historias más famosas acerca de los leprechaun es la del campesino que logró atrapar a uno y sacarle el secreto de su tesoro escondido. El hombrecillo le dijo dónde estaban escondidas sus riquezas: bajo un arbusto, en un lugar cercano. El campesino fue hasta allí y colgó un calcetín rojo en el arbusto que el duende le había indicado para identificar el lugar exacto cuando regresara de recoger una pala en su casa para cavar un agujero.
El leprechaun, una vez revelado su secreto, pidió que el campesino lo dejara en libertad y éste a cambio le hizo prometer que no quitaría el calcetín del arbusto mientras iba a por la pala. El hombrecillo le dio su palabra y la cumplió… Pero cuando el campesino regresó al lugar para cavar el agujero, se encontró con que todos los arbustos tenían un calcetín rojo colgando. Ése es el ingenio del pequeño hombre de gran corazón.


Imagen: mzstatic.com