TAMPA, 14 marzo 2012 (AP) — Lo que habría sido una ceremonia rutinaria para el otorgamiento de la ciudadanía estadounidense tuvo un toque especial el miércoles: una representante de la oficina de inmigración presentó su certificado a un médico peruano que le salvó la vida con una neurocirugía de emergencia.
Frente a 450 personas de 75 países que aplaudían y vitoreaban en un centro de convenciones en Florida, Melissa Wingerd presentó al doctor Gabriel Gonzáles Portillo su certificado de naturalización.
El año pasado Wingerd sufrió una hemorragia cerebral con la que casi muere, un día después de celebrar la fiesta de cinco años de su hija. Fue llevada al hospital donde Gonzáles Portillo era el neurocirujano en turno.
El médico le dijo a Wingerd que se le había reventado una vena del cerebro que tenía una malformación congénita y que necesitaba operarse de inmediato o moriría. El peruano la operó y en dos semanas la vida de Wingerd regresó a la normalidad.
El miércoles, Wingerd relató su historia ante cientos de nuevos ciudadanos.
"Quería que estas personas vieran un lado diferente de los oficiales de inmigración", dijo después de la ceremonia. "Los inmigrantes traen mucho a este país en muchos aspectos. Traen muchas cosas valiosas. Ellos son este país".
Gonzáles Portillo, de 48 años, vive en Estados Unidos desde hace 20 años.
"Estoy muy feliz, muy emocionado. Fue un largo camino para volverse ciudadano", dijo el médico. "Estoy feliz de saber que voy a poder ejercer mi derecho de votar".
Después de entonar el himno nacional, decir el juramento de ciudadanía y darle un abrazo a Wingerd, Gonzáles Portillo tuvo que irse: tenía varias neurocirugías que hacer.
Foto: Melissa Wingerd, oficial de inmigración, después de entregar al peruano Gabriel Gonzáles Portillo su certificado de ciudadanía estadounidense, en Florida, el miércoles 14 de marzo de 2012. El neurocirujano le salvó la vida a Wingerd después de operarla de emergencia. (Foto AP/Tamara Lush)
El año pasado Wingerd sufrió una hemorragia cerebral con la que casi muere, un día después de celebrar la fiesta de cinco años de su hija. Fue llevada al hospital donde Gonzáles Portillo era el neurocirujano en turno.
El médico le dijo a Wingerd que se le había reventado una vena del cerebro que tenía una malformación congénita y que necesitaba operarse de inmediato o moriría. El peruano la operó y en dos semanas la vida de Wingerd regresó a la normalidad.
El miércoles, Wingerd relató su historia ante cientos de nuevos ciudadanos.
"Quería que estas personas vieran un lado diferente de los oficiales de inmigración", dijo después de la ceremonia. "Los inmigrantes traen mucho a este país en muchos aspectos. Traen muchas cosas valiosas. Ellos son este país".
Gonzáles Portillo, de 48 años, vive en Estados Unidos desde hace 20 años.
"Estoy muy feliz, muy emocionado. Fue un largo camino para volverse ciudadano", dijo el médico. "Estoy feliz de saber que voy a poder ejercer mi derecho de votar".
Después de entonar el himno nacional, decir el juramento de ciudadanía y darle un abrazo a Wingerd, Gonzáles Portillo tuvo que irse: tenía varias neurocirugías que hacer.