PEKIN, 28 abril 2012 (Reuters).- En China no es fácil ser un perro. Después de que el Gobierno los prohibiera por ser un símbolo de la opulencia decadente occidental, los canes vuelven a las calles, aunque el peligro no ha pasado para ellos. En China se come carne de perro, eso no se le escapa a nadie y el peligro de que unos ladrones roben mascotas para echarlas al puchero es cada vez mayor. Sucedió el pasado día 19, cuando en la red social Sina Weibo, el twitter chino, se pidió ayuda para parar a cualquier precio un camión con quinientos perros que circulaba por la carretera Kunming de manera sospechosa. La avaricia de los hombres los había metido en esas jaulas y la generosidad de los hombres los terminó por salvar.
Varios usuarios colgaron las fotos en internet y la noticia corrió como la pólvora entre los habitantes de la capital de Yunnan, al sur del país. Entre los perros, hacinados en jaulas había algunos huskys y retrievers, muchos de ellos con correas y collares, según confirman los medios nacionales. Eran supuestamente perros domésticos, mascotas robadas a las familias para venderlas a la industria cárnica.
La manera en la que los ciudadanos interceptaron el camión fue digna de una película: primero se acercaron decenas de personas, que pidieron al conductor que no siguiera su viaje. Fue en vano, así que plantaron sus coches delante del convoy. Para rizar el rizo del esperpento, la policía determinó que el cargamento era absolutamente legal, pese a las sospechas obvias de robo y las condiciones insoportables en las que viajaban los animales. Para salvar a los perros, las personas se rascaron el bolsillo. Ayudados por un empresario de la zona amante de los animales que no ha querido aparecer en los medios, hicieron de Oscar Schindler perrunos: pagaron 17.500 dólares para quedarse con los animales y salvar a los que pudieran.
Un centenar de voluntarios bajaron inmediatamente las cajas y en plena calle comenzaron a dar agua a los perros. Uno de ellos ya había muerto y unos 70 fueron hospitalizados por tener las extremidades rotas, sufrir enfermedades o desnutrición severa, según explica Care for Chinese Animals, que se ocupó de algunos de ellos. La tarea de colocar al menos 400 supervivientes en hogares chinos va a resultar titánica, pero una red de voluntarios trabaja en ello desde hace días, al tiempo que recauda dinero para devolver a los misteriosos ‘Schindler’ chinos una parte del rescate que pagaron por salvar a los perros.