LONDRES, 17 septiembre 2012 (NorteDigital).- Los talibanes, que habían prometido intentar matar al Príncipe Enrique, que está de vuelta en Afganistán, cumplieron su palabra al atacar ayer la base en la que se encuentra, pero sin lograr su objetivo, aunque dos soldados estadounidenses murieron en el asalto.
El ataque con armas ligeras, morteros y cohetes contra Camp Bastion, ubicado en la inestable provincia de Helmand, comenzó alrededor de la medianoche, hora local, señaló el sargento Bob Barko Jr., del centro de prensa de la ISAF, la fuerza armada de la OTAN en Afganistán.
"Según las informaciones de que disponemos, el Príncipe Enrique, llamado capitán Wales, está fuera de peligro", dijo la fuente.
Barco Jr. señaló que dos soldados estadounidenses murieron en el ataque y al menos cinco soldados de la coalición resultaron heridos, sin precisar su nacionalidad, como suele hacerlo la ISAF.
El portavoz agregó que actualmente no se señala ninguna actividad armada en torno a la base británica, situada en Helmand, una provincia considerada un bastión de los talibanes.
Las circunstancias del ataque están siendo investigadas. No se dispone de ninguna información sobre el número de insurgentes que participaron en la acción, ni sobre las pérdidas que sufrieron, agregó.
Los talibanes afganos están decididos a matar al Príncipe Enrique, piloto de helicóptero de combate en el ejército británico, quien ha vuelto a Afganistán para cumplir una segunda misión militar.
"Haremos todo lo posible para matar al Príncipe y a los otros miembros de las fuerzas británicas basadas en Helmand" dijo el lunes Zbihula Mujahid, portavoz de los insurgentes.
"No queremos capturarlo, sino matarlo", agregó el portavoz talibán durante una entrevista telefónica, precisando que los rebeldes han puesto en marcha "un plan muy importante" para atacar al tercer personaje en la lista de sucesión para el trono británico.
Fuera de peligro
El Príncipe fue reportado fuera de peligro tras el ataque en el que se usaron armas ligeras, morteros y cohetes.