El año pasado, un par de socios franceses se mudaron a Chiang Mai y emprendieron su negocio, en el que por 30 dólares varios caracoles recorren tu rostro durante 45 minutos.
El masaje ideado por Champeyroux no tiene precedentes y ha gozado de gran éxito. A excepción de Ci:z Labo en Tokio, el tratamiento únicamente está disponible en su salón en Tailandia, un par de sucursales en China y próximamente en Londres y Bagkok.
El uso de caracoles en el cuidado de la piel se remonta a la antigua Grecia, cuando Hipocrates los mezclaba con leche agria para calmar la inflamación. Desde entonces numerosas lociones y cremas para las arrugas se hacen con el mucus que dejan los moluscos a su paso, como la línea de productos Coquille, producida por los dueños de Rélle.
Los caracoles de los franceses viven en una amplia granja orgánica en la que comen col, aloe y zanahorias. Por el momento solamente trabajan en quitarle imperfecciones a las clientas del spa, pero en el futuro podrían también llegar a sus platos, pues Champeyroux planea incursionar en el negocio de los escargots y en idear la fórmula perfecta del caviar de caracol.
Foto: Facebook Réllee