NUEVA YORK, 28 septiembre 2014 (Milenio).- Los líderes mundiales están acostumbrados a las cenas repletas de manjares en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York; sin embargo, ayer el menú oficial fue algo diferente, ya que provenía de insumos que normalmente son desechados por la industria alimentaria.
Dan Barber |
Sam Kass |
El objetivo de los chefs al realizar este inusual ejercicio —que fue aprobado por los organizadores de la Asamblea General de la ONU— fue llamar la atención de los mandatarios reunidos en Estados Unidos sobre la cantidad comida que se desperdicia en las dietas modernas y cómo esa pérdida de insumos contribuye al cambio climático por la emisión de CO2 que conlleva.
De basura a delicia “El reto fue crear algo realmente delicioso de insumos que en otras circunstancias triaríamos”, explicó Barber. Entre los platos que degustaron los comensales en la sede de la ONU se encontraba una hamburguesa vegetariana, cuyo contenido principal se elaboró con la pulpa sobrante de jugos que la industria normalmente tira a la basura. Para acompañar a la hamburguesa hubo papas fritas, creadas a partir del almidón de maíz, un producto agrícola que se destina principalmente a dar de comer a los animales —aunque también se usa para hacer biocombustibles— y cuyos cultivos representan la mayoría de las 36 millones de hectáreas sembradas en Estados Unidos con dicha planta.
“Es la comida típica estadunidense, pero con un giro. En lugar de ternera, vamos a comer maíz, que es con lo que se alimenta a las reses”, señaló el prominente chef neoyorquino. Barber diseñó el menú con Kass, quien dirigió la campaña Let’s Move (vamos a movernos) impulsada por la primera dama estadunidense Michelle Obama con el objetivo de reducir los índices de obesidad en ese país. La ONU agradeció a los dos chefs el almuerzo, a pesar de que el organismo mundial rara vez contrata a cocineros externos, especialmente durante la Asamblea General, pues se cuenta con fuertes medidas de seguridad para garantizar la inocuidad de lo que comen los mandatarios.
Según datos de Naciones Unidas, el 28 por ciento de la tierra dedicada a la agricultura en todo el mundo produce comida que se pierde o desperdicia. Cada año, estas pérdidas equivalen a 3 mil 300 millones de toneladas de carbono, responsables del cambio climático, por lo que, si fuera un país, la comida que se desperdicia sería el mayor emisor después de China y Estados Unidos.