CHICAGO, 9 septiembre 2008 (Reuters) - La actividad física vigorosa puede ayudar a bajar de peso incluso a las personas genéticamente propensas a la obesidad, según informó un equipo de investigadores en Estados Unidos.
Los expertos señalaron que un estudio en un grupo de personas de religión amish reveló que quienes portaban el gen relacionado con la obesidad denominado FTO, pero que eran físicamente activas, pesaban lo mismo que quienes no acarreaban el gen.
"Cuando observamos a los amish que eran más activos, no había efecto del gen", dijo el doctor Soren Snitker, de la Universidad de Maryland, cuyo estudio fue publicado en la revista Archives of Internal Medicine.
Los resultados, que sugieren que el ejercicio puede opacar la predisposición genética a la obesidad, ayudarían en el debate sobre si los cambios en la dieta o la actividad física realmente hacen la mayor diferencia en lo que respecta a combatir la obesidad.
Los investigadores se centraron en un grupo de 704 hombres y mujeres amish del condado de Lancaster, en Pensilvania. Los amish son un grupo religioso cuyos miembros suelen no conducir automóviles ni tener electricidad en sus hogares.
Snitker señaló que esa comunidad ofrecía una mezcla única de niveles de actividad.
El experto y su colega Evadnie Rampersaud, de la Universidad de Miami, buscaron establecer si la actividad física en este grupo podría compensar los efectos de la masa de grasa y la obesidad asociada con el gen FTO, hallado en más de la mitad de las personas con ancestros europeos.
Quienes tienen dos copias de FTO pesan en promedio alrededor de 3 kilos más y son cerca de un 70 por ciento más proclives a la obesidad que las personas que no portan el gen.
Los voluntarios usaron un dispositivo llamado acelerómetro para evaluar el movimiento durante una semana.Los investigadores compararon el índice de masa corporal (IMC), una medición del peso en relación con la altura, y hallaron que quienes eran menos activos y tenían el gen FTO eran mucho más propensos a ser obesos o tener sobrepeso.
Pero entre las personas más activas, la variante genética no implicó ninguna diferencia.
Snitker dijo que el estudio brinda cierta perspectiva sobre la evolución de la epidemia de obesidad, dado que la vida moderna ha reducido la necesidad y la oportunidad de realizar actividad física.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1.600 millones de adultos en todo el mundo tienen sobrepeso y al menos 400 millones, obesidad. Esto incluye a un tercio de los adultos estadounidenses.