viernes, 26 de diciembre de 2008

Epidemia de obesidad azota a zoológico

RALEIGH, 26 diciembre 2008 (Reuters).- Resulta que hasta los hipopótamos y las ballenas pueden ponerse gordos. ¿Pero cómo saberlo y, más aún, bajarlos de peso?

"De hecho es un enorme problema, y multifacético", indicó Michael Stoskopf, profesor de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, que recientemente patrocinó un simposio sobre nutrición animal en el que participaron especialistas de todo el mundo.

"Tienen que examinarse no sólo las dietas mismas y la cantidad de calorías ingeridas, sino también cosas como el ejercicio", explicó.

La causa básica, como entre los humanos, aunque no queramos, es que las calorías que se ingieren son superiores a las que se queman.

Con tanta variedad de criaturas, diseñar una dieta representa una gran complicación pues debe determinarse qué comen en libertad y cómo hacer lo más parecido en cautiverio. "No se trata de arrojarles una cubeta de manzanas a los monos y un montón de heno al elefante", explicó Richard Bergl, encargado de conservación e investigación del Parque Zooloógico de Carolina del Norte en Asheboro.

La dieta de cada animal debe ser ajustada para compensar cambios como embarazo, lactancia o simple envejecimiento. Incluso determinar si un animal tiene sobrepeso es una labor tan compleja que parte del seminario se dedicó exclusivamente a ese tópico.

A veces es obvio cuando un animal es mórbidamente obeso. Otras, como los animales de pelaje grueso, es más difícil, y el personal a veces debe dormir al ejemplar y revisarlo a mano.

Bergl comentó que los gorilas son especialmente propensos a subir de peso pues los panecillos de fórmula especial que normalmente les dan en los zoológicos los nutren, pero en muchos casos no los satisfacen, pues en libertad estos primates ingieren grandes cantidades de hojas y frutos.

Esto significa también que los gorilas en cautiverio no tienen mucho qué hacer, excepto sentarse y lucir aburridos, en algo similar a sentarse en el sofá y ver televisión todo el día.

Bergl expuso el caso de cuatro gorilas cuyo régimen cambió de unos 12 kilos de comida de alto contenido calórico al día, a unos 45 kilos de comida baja en calorías.

Es demasiado pronto para evaluar los aspectos en materia de salud, pero su comportamiento ha mejorado, explicó. Ahora son más activos, y ya no se sientan por ahí con la mirada perdida.