CUZCO, 11 marzo 2010 (BBC).- Cada verano, dos días antes del Corpus Cristi, con una máscara de lana ocultando su rostro, una túnica y un látigo de cuero como única herramienta, Régulo subía al glaciar de Qollqupunku, a unos 300 kilómetros de Cuzco, para descender más tarde cargando sobre sus hombros un gigantesco trozo de hielo que luego compartía con su comunidad.
O, al menos, ha dejado de existir como tal.Esta celebración, conocida como el peregrinaje en honor del Señor de Qoyllur Rit'i, (que en quechua significa estrella de la nieve) y que para Régulo constituye el último vestigio del secreto inca, ha dejado de existir como consecuencia directa del cambio climático.
"Nosotros notamos que el hielo se estaba derritiendo. Cada vez había menos cantidad. Y con buen criterio, se prohibió que la gente sacara el hielo de su lugar", dice Régulo, mientras rememora sus hazañas pasadas con nostalgia.
Según el ministerio de Medio Ambiente de Perú, el país ha perdido un total del 22% de su masa glaciar. Y se calcula que para 2050, en los Andes peruanos, quedarán glaciares sólo por encima de los 6000 metros.
Los devotos creen el hielo que ofrendan los Ukukus está dotado de poderes mágicos: puede curar el cuerpo, purificar el alma, hacer crecer los pastos y engordar al ganado.La pérdida progresiva del agua debido al retroceso de los glaciares no sólo tiene un impacto profundo en términos económicos para las comunidades agricultoras y campesinas de la región andina. Trae aparejado también un cambio en sus tradiciones.
"Cuando el pueblo vio que el hielo estaba desapareciendo, pensaron que el Apu (señor, en quechua) Qoyllur Rit’i los estaba abandonando, por los pecados excesivos de la gente", afirma Régulo con un dejo de tristeza.
Influencia del mundo académico
Que la reducción de los glaciares resulta evidente, no se discute. Sin embargo, el antropólogo cuzqueño Jorge Flores Ochoa, duda que los campesinos hayan asociado los cambios al fenómeno del calentamiento global por sí solos.
"No es que no lo hayan notado, pero ellos no han hecho una racionalización científica de su significado. Más bien, han comenzado a fijarse, incentivados por la información y la difusión de las noticias que llegan desde el sector académico. Ellos toman la información, la asimilan, y actúan en base a eso".
Por otra parte, "el clima por encima de los 2500 metros es totalmente variado, no hay estabilidad. El cambio es la norma", agrega Flores Ochoa. "Por eso no creo que los campesinos, aunque verifiquen el cambio, crean que pueda prolongarse. Y eso es válido también para las personas de la ciudad".
"Aún es muy temprano para que los cambios culturales estén integrados en la mitología o en los rituales. No dudo que vaya a pasar, pero puede demorar una generación o dos hasta que se vuelvan parte de la cosmovisión o de los hábitos de la gente".
Mientras que para Jean-Jack Decoster, antropólogo francés especializado en historia colonial e inca, la transformación del ritual del Señor de Qoyllur Rit’i es más bien una excepción a la regla.
Los andes sin amarillo
Contrario a la opinión de ambos antropólogos, hay quienes dicen no sólo estar notando los cambios en el clima sino que también ven sus efectos en la vida cotidiana.
Están desapareciendo, por ejemplo, algunas variedades de papa que están ligadas a la vida cultural de los pueblos andinos, afirma Alejandro Argumedo, codirector de la organización no gubernamental Asociación Andes.
"En los bautizos se come cierta clase de papa, lo mismo ocurre en los entierros. También se usan papas específicas para ahuyentar a los ladrones o a los animales de las parcelas cultivadas. Y hay una papa llena de protuberancias que la suegra le da a la novia antes de la boda, para determinar, si la puede pelar de un solo golpe, si será un buena esposa".
Para Nicolás, un tejedor nativo de la comunidad de Patacancha, más allá del significado que le pueda dar a términos como calentamiento global, emisiones de carbono, o gases con efecto invernadero, los cambios son palpables.
"Antes, cuando iba caminando, recogía plantas para extraer tintura para mis tejidos. Ahora no las encuentro y las tengo que plantar, pero ya no hay agua, y eso daña mis plantaciones. Uno de los colores que ya no queda es el amarillo. Ahora está desapareciendo y tengo que reemplazarlo con anilina. No es lo mismo".
jueves, 11 de marzo de 2010
El calor "disuelve" los rituales andinos
1:17:00 p.m.
Desastres naturales, Ecología, Historia, Religiones